Un pantano caluroso, aislado y plagado de caimanes será el nuevo escenario donde el estado de Florida encerrará a más de mil migrantes indocumentados mientras esperan ser deportados. Así lo anunció el fiscal general James Uthmeier, en un video donde aparece caminando armado entre lodo, policías y música heavy metal de fondo.
“Si alguien escapa, lo que le espera son caimanes y pitones”, dijo entre risas el funcionario, apodando el lugar como el “Alcatraz de los caimanes”, en referencia a la célebre prisión de máxima seguridad en la bahía de San Francisco.
El nuevo centro de detención se construye con urgencia en una pista abandonada del Aeropuerto Dade-Collier, en pleno corazón de los Everglades, un ecosistema declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Camiones con materiales, carpas y baños portátiles no dejan de entrar al lugar, que podría iniciar operaciones en julio, reseña BBC Mundo.
La instalación forma parte de la ofensiva migratoria del expresidente y ahora candidato Donald Trump, quien ha prometido una deportación masiva sin precedentes. Florida, bajo liderazgo republicano, apoya con infraestructura y ejecución esta polémica estrategia federal.
Según la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, el centro será “una solución rentable e innovadora” y se financiará con fondos federales a través del programa FEMA. “No habrá lugar donde esconderse”, advirtió Uthmeier.
Denuncias por crueldad y daños ambientales
Organizaciones de derechos humanos como la ACLU calificaron el plan como “cruel y absurdo”, mientras que grupos ambientalistas y comunidades indígenas de la zona temen una catástrofe ecológica.
“Construir una prisión en medio de un humedal repleto de vida silvestre y peligro natural es una locura”, denunció Betty Osceola, de la comunidad indígena Miccosukee, quien participó en una protesta en la zona. “El daño ambiental puede ser irreversible, y las condiciones para los migrantes serán inhumanas”, dijo al medio británico.
La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, advirtió que aún no ha recibido información oficial del estado de Florida y expresó “serias preocupaciones” por el impacto ambiental.
Mientras crecen las redadas en otras ciudades del país, en el sur de Florida reina el miedo. Muchos migrantes indocumentados optan por no salir de casa para evitar ser arrestados y trasladados a un centro donde el escape parece imposible… y el entorno, letal.
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