Tras un breve pero intenso conflicto entre Israel e Irán, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que la próxima semana se iniciará un proceso de diálogo con Teherán, en un intento por evitar una escalada mayor en la región. Según Carlota García Encina, investigadora del Real Instituto Elcano, el mensaje de la Casa Blanca es claro: no busca una nueva guerra, sino reposicionar a Estados Unidos como mediador sin comprometerse militarmente a largo plazo.
A juicio de la experta, la reciente ofensiva quirúrgica sobre instalaciones nucleares iraníes fue una forma de presión directa para que Teherán retorne a la mesa de negociaciones. “Conocemos a Trump y su lógica de fuerza como forma de disuasión”, explicó. La intención del mandatario, según García Encina, no sería un cambio de régimen en Irán, al menos por ahora, ya que tanto Estados Unidos como sus aliados temen repetir los errores cometidos en Irak o Afganistán.
El cese al fuego entre Israel e Irán ha dejado al régimen iraní debilitado, pero aún en pie. Mientras tanto, Israel emerge fortalecido como una potencia dominante en la región, aunque esto despierta recelos. “Históricamente en Medio Oriente se ha buscado evitar que un solo actor concentre todo el poder. Ahora es Israel quien lidera, y eso reconfigura las alianzas”, advirtió la analista.
En paralelo al anuncio del alto al fuego, los 32 países miembros de la OTAN acordaron aumentar su gasto militar hasta el 5 % del PIB para 2035. Para García Encina, esto refleja no solo una carrera armamentista, sino la necesidad de que Europa se haga responsable de su propia defensa ante amenazas existenciales como la guerra en Ucrania. Aun así, advierte que “no se trata solo de gastar más, sino de gastar mejor”, con planificación, coordinación y tecnología adecuada.
Finalmente, la experta destacó que esta decisión envía un mensaje claro de disuasión a Rusia: “La OTAN está unida y preparada. Mostrar debilidad solo daría más espacio a la ofensiva rusa”.
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