Edgar Lama, presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), arrancó su gestión con un anuncio que, según sus palabras, apunta directamente al corazón del problema: la corrupción. En entrevista con Desayunos 24 de Teleamazonas, el funcionario planteó una estrategia basada en compras masivas de medicamentos, como una medida urgente para reducir costos, aumentar la eficiencia y cerrar el paso a redes de corrupción enquistadas en la contratación pública.

“Comprar en volumen es más barato, más transparente y más fácil de auditar”, dijo Lama, tras señalar que actualmente los hospitales públicos —incluidos los del IESS y del Ministerio de Salud— realizan más de 100.000 procesos de compra al año. “Eso hace imposible auditar todo”, advirtió.

La propuesta del nuevo titular del IESS incluye reducir los procesos a “unos pocos cientos”, gestionados por un equipo técnico con auditoría constante de la Contraloría. Parte del plan contempla trasladar la obligación logística a los proveedores, quienes deberán entregar los medicamentos directamente a cada hospital, reduciendo así la necesidad de bodegas propias del Estado.

Lama reconoció que el sistema de compras vigente fue estructurado para beneficiar a pequeños proveedores cercanos a operadores políticos, incluso sin experiencia en el sector. “Hay prestadores que eran vulcanizadoras, pero también vendían fármacos”, señaló con ironía, al denunciar la pérdida de estándares de calidad en los contratos de salud pública.

En ese contexto, anunció que se restaurarán requisitos rigurosos para proveedores y se impulsará un rediseño contractual para que incluso los medicamentos más costosos y especializados puedan ser suministrados directamente al paciente por la empresa farmacéutica.

El nuevo modelo tomará tiempo. Lama calcula que el sistema completo podría estar en marcha en un año, pero los primeros efectos serían visibles entre los próximos tres y seis meses. Entre ellos: garantizar el abastecimiento de medicamentos de alta rotación y para enfermedades catastróficas.

Frente a cuestionamientos sobre conflictos de interés, Lama enfatizó que todos los prestadores, incluidos los de la red privada complementaria como la Clínica Kennedy, serán sometidos a un sistema de priorización basado en gravedad y urgencia, sin trato preferencial.

“Si alguien entra al IESS con ánimo de hacer las cosas bien, se juega la vida”, reconoció Lama, recordando amenazas a exdirectivos y la presión que enfrentan quienes buscan limpiar el sistema.

Con 31 años, formación académica en Oxford y experiencia en administración hospitalaria, Lama enfrenta ahora el desafío más complejo: iniciar una reforma estructural que evite el colapso de la seguridad social en menos de dos años.