La trípode del poder: comercio; ciencia, tecnología e innovación y fuerza armamentista, en equilibrio durante la guerra fría con instituciones que ayudaban a mantenerlo, han terminado de sucumbir en los últimos acontecimientos de la confrontación Israel (EU) contra Irán.
La amenaza nuclear permanente de los chiitas iraníes contra occidente era una realidad, pero apenas la punta de iceberg, el pretexto, de lo que las fuerzas de las revoluciones económicas, socioculturales y tecnológicas van cambiando la nueva época de la información y la tecnología quirúrgica militar, que destruye en pocos minutos toda una infraestructura nuclear.
Mientras China ve los acontecimientos de lejos sin intervenir ni alterar su marcha comercial firme y su posicionamiento económico en la nueva época, Rusia tiene demasiado con su guerra contra Ucrania, como para entrar en otro conflicto, Turquía se sigue armando, los árabes observando y callando, la India indiferente y América Latina esperando los coletazos de los cambios, la imposición de la fuerza de la alianza EU-Israel, es el inicio de un nuevo orden.
La Eurabia de Oriana Feluci, seguirá sufriendo los levantamientos de los seguidores chiitas esparcidos en sus territorios.
El viejo derecho internacional humanitario, las pocas reglas en la contención nuclear, fue la línea roja que se ha cruzado.
El conflicto en el estrecho de Ormuz y la subida de precios del petróleo alteran los mercados, es de esperar nuevos desplazamientos humanos, mientras los nuevos soldados de la nueva época: los drones, serán los nuevos protagonistas.
Así pues, el cambio de época, del que se ha hablando las tres últimas décadas, ha llegado y el mundo ya no es el mismo, la velocidad de los acontecimientos, la violencia y la incertidumbre, son sus marcas.
Un nuevo orden mundial emerge, donde la vieja diplomacia y sus instituciones requieren un cambio total, han caído los sistemas de ideas, sus viejos tecnicismos y sus trasnochadas revoluciones, emerge una nueva época en la que por ahora bajar la cabeza frente a la amenaza es la mejor opción, no hay alternativa al “martillo de la medianoche” del más poderoso.
Esperar que los líderes miren al pasado y recuerden que también son mortales y creen nuevas instituciones en las que la cultura de la concertación, la tolerancia a otras creencias y el diálogo, sean la regla que ayude a salir del odio sostenido en viejos mitos que viven de la venganza, transformarlos en concordia, reconciliación y perdón, hospitalidad y complementariedad con el vecino, es tan solo una utopía.
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