La noche del miércoles 25 de junio terminó la fuga de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, el narcotraficante más buscado del país y cabecilla de la organización criminal Los Choneros. Fue capturado tras un operativo de inteligencia que se extendió por 10 horas en una propiedad ubicada entre Manta y Montecristi, en la provincia de Manabí.
La intervención reveló el nivel de sofisticación del escondite: un subterráneo oculto bajo una tapa de concreto de 50 centímetros, con aire acondicionado, refrigeradora, colchones azules y una conexión eléctrica clandestina. Los uniformados utilizaron tecnología especializada para medir el grosor de las paredes y maquinaria pesada para acceder a un doble fondo en el piso que protegía al capo.
El operativo dejó cuatro personas detenidas, una de ellas con antecedentes por asesinato, porte ilegal de armas y robo. Videos del allanamiento, a los que accedió Ecuavisa, muestran la complejidad del escondite, que incluía una escalera negra y estructuras reforzadas para resistir irrupciones.
Pasadas las 22:00, Fito fue trasladado en un avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) a Guayaquil. En menos de cinco minutos, fue subido a una tanqueta militar y llevado directamente a la cárcel de máxima seguridad La Roca, donde deberá enfrentar nuevos cargos y esperar su posible extradición a Estados Unidos.

La caída de Fito se suma a los golpes previos contra su círculo más cercano. El pasado 2 de junio, las autoridades ejecutaron el operativo Blanqueo Fito, donde capturaron a seis de sus familiares por integrar una red de lavado de activos.
Según las investigaciones, la red habría movido al menos USD 13 millones producto del narcotráfico mediante esquemas familiares y empresas fachada. En total, se identificaron 104 vehículos y 46 bienes inmuebles adquiridos de forma irregular.
Entre los detenidos está su hermano Yandri Macías, sus padres, y su pareja sentimental, Verónica B., quien cumple una condena por delincuencia organizada. Ella fue trasladada desde la cárcel de mujeres en Guayaquil al centro penitenciario de Ambato tras el operativo.
Uno de los hallazgos más alarmantes es que, según el ministro del Interior, una de las empresas creadas por la red familiar de Fito habría tenido contratos con el Servicio Nacional de Atención a Privados de Libertad (SNAI), lo que abre la puerta a posibles vínculos entre el aparato criminal y el sistema penitenciario.
La caída de alias Fito representa un golpe simbólico al crimen organizado, pero también evidencia la profundidad de las redes criminales en Ecuador, donde incluso los familiares de los capos operan estructuras financieras paralelas que se camuflan en la economía formal.
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