Una fuga digna de película. Rolando Federico Gómez Quinde, alias ‘Fede’, escapó de la Penitenciaría del Litoral el pasado viernes 20 de junio de 2025, camuflado con un uniforme militar y supuestamente con el respaldo de miembros de las Fuerzas Armadas. Las primeras indagaciones apuntan a que el narcotraficante habría pagado más de un millón de dólares en sobornos para concretar su huida.

Todo comenzó a las 07:00 de ese día, cuando ‘Fede’ pasó el registro de rutina en su celda. Minutos después, fue trasladado junto a otros cuatro presos a una carpa exterior del penal por orden —aparentemente verbal— de una agente penitenciaria, Gabriela B. C., hoy procesada junto a otras 21 personas por el caso de evasión.

Durante el trayecto, uno de los detenidos fue separado por un grupo de militares, según consta en versiones cruzadas en la investigación. Posteriormente, los reclusos fueron llevados al policlínico del penal, pero solo cuatro regresaron a sus celdas. ‘Fede’ ya no estaba entre ellos.

Salió por la puerta… vestido de militar

Las hipótesis de la Fiscalía indican que el cabecilla criminal se puso un uniforme militar y salió del reclusorio por el acceso que conecta al policlínico. Testimonios señalan que habría estado acompañado por uniformados de las Fuerzas Armadas durante su salida.

Fue recién en la tarde de ese mismo viernes cuando los agentes penitenciarios detectaron la ausencia de ‘Fede’, tras un nuevo conteo en el pabellón 12. El jefe de guardia, Cristhian Rafael C. G., notificó la fuga al director del centro, Cruz Muñoz, quien reportó de inmediato el hecho al ECU-911. A partir de ese momento, la Fiscalía y la Policía activaron sus investigaciones.

‘Fede’ se hizo pasar por otro preso

Uno de los presos que compartió el traslado con ‘Fede’, identificado como Luis Solórzano, aseguró que el fugitivo se hizo pasar por él. Solórzano, condenado por robo, también enfrenta cargos por evasión. Su testimonio es clave para reconstruir los momentos previos al escape.

Actualmente, hay 22 personas procesadas por esta fuga que ha puesto en jaque al sistema penitenciario ecuatoriano. El Gobierno ha ofrecido una recompensa de USD 1 millón a quien proporcione información que permita capturar al prófugo.