Las reformas planteadas al sistema electoral ecuatoriano, que incluyen la eliminación del financiamiento estatal para campañas y el mantenimiento del método D’Hondt para asignación de escaños, podrían poner en riesgo la subsistencia de los movimientos políticos minoritarios en el país.
Diversos analistas y representantes de organizaciones políticas han advertido que estas modificaciones fortalecerían a las grandes fuerzas políticas y debilitarían la representación de sectores pequeños, limitando la pluralidad en la Asamblea Nacional. El método D’Hondt, vigente actualmente, favorece a las listas con mayor votación, reduciendo las posibilidades de acceso a curules para agrupaciones con menos respaldo electoral.
A ello se suma la intención de suprimir el fondo estatal para la promoción electoral, lo que obligaría a los partidos y movimientos a financiar sus campañas exclusivamente con recursos privados. Esta medida afectaría especialmente a organizaciones emergentes o sin grandes apoyos económicos, que verían mermada su capacidad para difundir sus propuestas.
Expertos en derecho electoral advierten que estas reformas podrían traducirse en un sistema menos inclusivo y con menor representación de las diversidades políticas y sociales del país. También señalan que se corre el riesgo de que el financiamiento privado condicione la independencia de las organizaciones políticas frente a intereses económicos particulares.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no se ha pronunciado oficialmente sobre estas propuestas, pero varios sectores de la sociedad civil y de la academia ya han iniciado debates para exigir un análisis más profundo sobre los efectos que estos cambios podrían tener en el sistema democrático ecuatoriano.
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