El Ministerio de Educación ha reforzado el uso del botón de seguridad Responde Educ en medio del incremento de amenazas y extorsiones que afectan a escuelas y colegios, especialmente en la provincia del Guayas.

Esta herramienta tecnológica, implementada en coordinación con el ECU-911, permite una reacción inmediata de policías y militares ante cualquier emergencia en centros educativos. Actualmente, opera en 16 140 instituciones distribuidas en 140 distritos del país.

Una de sus más recientes activaciones ocurrió la mañana del viernes 13 de junio en el suroeste de Guayaquil, cuando una alerta emitida desde una escuela ubicada en las calles 20 y García Goyena movilizó a fuerzas del orden ante la presunta presencia de un artefacto explosivo. Tras una inspección, se confirmó que la alarma fue provocada por la detonación de artefactos pirotécnicos. A pesar de tratarse de una falsa alarma, el incidente generó temor en la comunidad educativa.

La Unión Nacional de Educadores (UNE) había advertido con anterioridad sobre la creciente inseguridad en Guayaquil, Durán y Samborondón, señalando que se han reportado al menos 199 denuncias relacionadas con extorsiones y hechos violentos cerca de planteles. La mayoría de estos casos se concentran en dos distritos del Puerto Principal.

Aunque el Ministerio de Educación reconoce la existencia de amenazas, reduce la cifra oficial a 28 casos, de los cuales 25 docentes fueron reubicados como medida de protección, ocho renunciaron y cuatro planteles permanecen en clases virtuales por falta de garantías de seguridad.

A pesar del tenso panorama, la Cartera de Estado destaca que el botón Responde Educ ha permitido reducir en un 30 % los riesgos psicosociales y alertas críticas en el entorno escolar. El Gobierno insiste en la promoción de esta herramienta como un mecanismo clave para proteger a estudiantes, docentes y personal educativo ante cualquier amenaza.

Mientras tanto, la UNE de Guayas ha pedido al Ejecutivo que declare en emergencia al sistema educativo por las condiciones de inseguridad que persisten, especialmente en zonas controladas por el crimen organizado.