La Asamblea Nacional del Ecuador rindió un homenaje póstumo a Eduardo Miño Naranjo, activista social que en 2002 entregó su vida como acto de protesta contra la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. La ceremonia se realizó en el salón José Mejía Lequerica, donde autoridades, legisladores y representantes de organizaciones sociales destacaron su legado en la defensa de los derechos laborales y la soberanía nacional.
Durante el acto, se recordó el contexto en el que Miño se inmoló frente al Palacio de Carondelet, hecho que marcó un momento histórico en la resistencia contra políticas económicas que, según sus detractores, atentaban contra los intereses del pueblo ecuatoriano. Su acción fue interpretada como un llamado urgente a escuchar las demandas sociales y a respetar los derechos de los trabajadores.
La presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, junto con otros legisladores, hizo entrega de un reconocimiento simbólico a familiares del activista. En su intervención, Rivadeneira subrayó la importancia de mantener viva la memoria de quienes han luchado por una patria más justa y equitativa.
También se realizaron intervenciones de dirigentes sindicales y defensores de derechos humanos, quienes coincidieron en que el sacrificio de Eduardo Miño debe ser un referente ético para las futuras generaciones, recordando que la protesta social, cuando se ejerce con principios, forma parte esencial de la democracia.
El homenaje concluyó con un minuto de silencio y un compromiso institucional de promover espacios de memoria histórica que reconozcan el valor de quienes han contribuido, incluso con su vida, a la construcción de un país más justo.
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