Un curioso enfrentamiento tecnológico entre generaciones dejó sorprendidos a entusiastas de la inteligencia artificial. ChatGPT, el modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, fue derrotado en una partida de ajedrez por Video Chess, un software del año 1979 programado para la consola Atari 2600.
El experimento fue conducido por Robert Caruso, ingeniero de software, quien enfrentó a ChatGPT con el clásico juego a través de un emulador. Aunque el modelo de lenguaje es capaz de explicar aperturas, tácticas y conceptos teóricos del ajedrez, su rendimiento práctico frente al juego fue decepcionante.
Entre los principales errores cometidos por ChatGPT durante la partida están:
Confusión entre piezas, como torres y alfiles
Incapacidad para reconocer amenazas simples como horquillas de peones
Pérdida de la ubicación de piezas en el tablero
Solicitudes repetidas de reiniciar la partida
Fracaso incluso al cambiar de interfaz gráfica a notación estándar
Caruso explicó que la IA fue superada incluso en el nivel más básico del videojuego. Esto, señaló, se debe a que ChatGPT no cuenta con una representación visual o espacial del tablero, ni está diseñado como un motor de ajedrez, sino como un modelo de texto predictivo.
El resultado pone en evidencia una verdad técnica importante: mientras los modelos generalistas como ChatGPT tienen una gran capacidad para procesar y generar lenguaje, los sistemas diseñados específicamente para tareas concretas —incluso si son muy antiguos— pueden superarlos en eficiencia y precisión dentro de ese ámbito.
Este duelo entre lo clásico y lo contemporáneo reaviva el debate sobre los límites de la inteligencia artificial general frente a sistemas diseñados para tareas puntuales.
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