Colombia se encuentra en vilo tras el atentado que dejó gravemente herido al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, de 39 años, quien permanece en estado crítico y con pronóstico reservado en la clínica Fundación Santa Fe, en Bogotá.
El ataque ocurrió la tarde del sábado 7 de junio durante un acto político en el barrio Modelia, en el oeste de la capital. Un joven de 15 años, que se encontraba entre el público, sacó una pistola y disparó dos veces contra el político del partido Centro Democrático, afín al expresidente Álvaro Uribe.
En un consejo extraordinario de seguridad encabezado por el presidente Gustavo Petro, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, expuso que se manejan tres líneas de investigación:
- Que el atentado fue directamente contra Uribe Turbay por su figura política.
- Que estuvo relacionado con su militancia en el Centro Democrático.
- Que forma parte de un plan más amplio para desestabilizar al Gobierno a través de ataques a figuras de la oposición.
“Este atentado tiene un impacto en la estabilidad de nuestro país”, dijo Sánchez, quien también llamó a la ciudadanía a actuar con sensatez y evitar discursos de odio, que —advirtió— proliferan en redes sociales y pueden agravar la situación política.
Alerta por amenazas y clima preelectoral
La tensión aumenta mientras Colombia se aproxima a las elecciones legislativas y presidenciales de 2026. Tras el ataque, miembros del Gobierno, incluida la hija del presidente Petro, Antonella, han recibido amenazas. También el ministro del Interior, Armando Benedetti, denunció intimidaciones hacia su familia.
El presidente Petro ordenó reforzar la seguridad de opositores y familias de funcionarios del Ejecutivo, ante “nuevas amenazas directas contra los hijos de ministros y del presidente”.
El agresor fue detenido en el lugar con el arma. La Policía y la Fiscalía han desplegado un equipo de 188 investigadores de distintas unidades para esclarecer los motivos del ataque. Mientras tanto, Uribe Turbay fue sometido a dos cirugías y permanece bajo cuidados intensivos.
La clase política colombiana ha condenado unánimemente el atentado y ha pedido cesar los discursos incendiarios. Sin embargo, algunos señalan a Petro como responsable de fomentar la polarización que hoy, aseguran, se refleja en las calles.
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