La destitución de un asambleísta se puede dar mediante juicio político planteado por la misma Asamblea, pero la ley no contempla causales directos para su destitución automática. En el caso de un trabajador común, el empleador puede despedir a un trabajador por causas justificadas como, por ejemplo, por faltas reiteradas o impuntualidad, mala conducta, desobediencia o insubordinación, o por no cumplir con las obligaciones del contrato. Esto nos indica que un asambleísta goza de privilegios, en el aspecto laboral, respecto a un ciudadano común y corriente.
Este tema ha saltado a la luz porque el actual Presidente de la Asamblea, Niels Olsen, ha dispuesto que se registre electrónicamente la asistencia de los legisladores; y, quienes registren retraso serán multados con 55.52 dólares, mientras que los que se ausentan pagaran 158.63 dólares, haberes que serán descontados directamente de su salario. Esta medida da como primer reporte 21 asambleístas multados, siendo la más alta Lucia Jaramillo con un total de 61 sesiones no asistidas de 259. Si un trabajador incurriera en este tipo de conductas, automáticamente seria despedido, pero los asambleístas no, pese a los altos salarios que perciben, su conducta es totalmente reprochable.
Si bien esta medida es un avance, a la ciudadanía todavía le queda un sinsabor de que no es suficiente, pues no se ha dicho nada de sanciones frente al abandono del pleno legislativo o del bochornoso recurso de ir al baño para evitar una votación comprometida o de no cumplir con un horario de oficina y/o atención al público. Además, nada se ha dicho de otros muchos privilegios que tienen como los asesores que contratan, los planes que perciben, los equipos electrónicos que tienen, las dietas que perciben, los viáticos que reciben, el personal administrativo que contratan. En fin, el flamante Presidente tiene mucho trabajo por hacer, no solamente en lo referente a los asambleístas sino a toda la Función Legislativa en general. El país necesita, demanda, cambios urgentes. Estamos cansados de mantener tanto vago e inútil que ha llegado, inmerecidamente, a lucrar de su posición en la Asamblea con empleo seguro y bien pagado mientras, según el INEC, solamente un 35.8% de ecuatorianos tiene un empleo adecuado.
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