La advertencia llegó con un día de anticipación. El lunes 2 de junio, una comerciante de La Bahía, en el centro de Guayaquil, envió mensajes a un oficial de la Policía Nacional alertando sobre amenazas extorsivas firmadas por el grupo delincuencial “Los Lobos BMW”. Sin embargo, su denuncia no fue atendida y la noche del martes 3, un artefacto explosivo detonó en la intersección de las calles Eloy Alfaro y Ayacucho, dejando seis locales afectados —dos de ellos completamente destruidos— y sembrando el temor entre los comerciantes del populoso sector.

“Les avisamos. No hicieron nada”, reclamó la mujer bajo reserva, mientras mostraba a la prensa los chats enviados a un oficial del distrito 9 de Octubre. Según dijo, la única respuesta que recibió fue que las patrullas “operaban 24/7”. La amenaza, sin embargo, se concretó alrededor de las 22:30 del martes.

El mensaje extorsivo enviado a los comerciantes cercanos al puente a desnivel de Eloy Alfaro daba plazo hasta las 18:00 del lunes para que “colaboraran”, bajo amenaza de recibir “un regalito”, frase que acompañaba la foto de un explosivo artesanal: un bidón blanco con mecha presuntamente cargado de dinamita. Tras la explosión, panfletos con la misma firma —de alias “La Ch”, supuesta cabecilla de la facción— fueron hallados en el lugar.

Un ataque que pudo prevenirse

No fue el único ataque de la noche. El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, confirmó que hubo al menos dos explosiones más en la ciudad el mismo martes. En el caso de La Bahía, la detonación dejó un boquete de 20 centímetros de profundidad entre dos kioscos metálicos. El impacto alcanzó también a un edificio contiguo, reventando puertas y ventanas, y afectó incluso a otro inmueble ubicado a 20 metros.

Según Álex Anchundia, gerente de la empresa municipal Segura EP, los daños por cada local afectado ascienden a entre USD 4.000 y USD 5.000. Dos de ellos deberán ser reconstruidos completamente. El Municipio se comprometió a asumir la reparación total de los espacios afectados y anunció medidas para restringir el acceso nocturno a los callejones comerciales. Aun así, la mañana del miércoles al menos 30 negocios no abrieron por temor a nuevos atentados.

Promesas sin cumplir

Los comerciantes denuncian que la inseguridad ha ido en aumento y que los compromisos asumidos por las autoridades tras el plantón del 12 de mayo —cuando más de un centenar de vendedores protestaron frente a la Gobernación del Guayas— se incumplieron. En esa ocasión, se prometió el envío de 25 policías adicionales y patrullajes reforzados a las 22:00, 01:00 y 05:00.

“Solo los primeros días se cumplieron los patrullajes. Después nos dijeron que no sabían cómo ofrecieron tantos policías si no tenían”, relató una representante gremial. En total, más de 4.300 comerciantes trabajan en el sector, muchos bajo amenazas de extorsión que no denuncian por miedo o desconfianza.

Uno de los dirigentes denunció estar amenazado de muerte por negarse a pagar las “cuotas” exigidas, que oscilan entre USD 800 y USD 1.200 por módulo comercial. Asegura que desde que participó en reuniones con las autoridades ha sido objeto de presiones más intensas. Sospecha que la información sobre los encuentros está siendo filtrada por personas desde dentro del propio entorno comercial. “La información no viene de afuera, sale de aquí mismo”, advirtió.

Una respuesta que no alcanza

El comandante de la Zona 8 de la Policía, coronel Víctor Hugo Ordóñez, reconoció que en el último mes se han producido al menos cuatro atentados similares en esa misma zona del centro. Justificó la falta de acción previa señalando que los comerciantes no siempre formalizan sus denuncias y agregó que “los delincuentes esperan que la unidad policial se movilice para actuar”.

Aunque informó que se ha desplegado un dispositivo permanente de patrullaje en La Bahía, con 60 agentes en tres turnos, admitió que la ciudad enfrenta un déficit de 4.500 policías. En las últimas dos semanas, dijo, se sumaron 755 nuevos uniformados para los 12 distritos de la Zona 8.

Sobre la autoría del atentado, Ordóñez indicó que aunque los panfletos están firmados por una facción de Los Lobos, no se descarta que se trate de delincuencia común usando ese nombre para infundir temor. En la misma zona han circulado amenazas con las firmas de otras bandas, como Los Latin Kings —aliados de Los Lobos en Durán— y Los Tiguerones.

Hasta ahora, dos personas han sido detenidas en relación con los ataques: una por porte de arma de fuego y otra que perdió una mano al manipular un explosivo. Sin embargo, ambas quedaron en libertad por falta de prisión preventiva.