La niñez en Ecuador atraviesa una grave emergencia social. De los 3,3 millones de niños que hay en el país, más de un tercio (36 %) vive en situación de pobreza, revela un nuevo estudio elaborado por 25 organizaciones no gubernamentales, con datos actualizados a 2024.

Las cifras son aún más alarmantes en zonas rurales, donde la pobreza afecta al 43 % de los niños, y entre la población indígena, donde el 61 % de los menores vive en condiciones precarias. Además, entre 600.000 y 900.000 niños menores de cinco años no tienen acceso a servicios básicos como salud, desarrollo infantil o educación inicial, reseña Ecuavisa.

Uno de los indicadores más críticos es la desnutrición crónica infantil. Según el último reporte, el 19,3 % de los niños menores de 2 años la padece, lo que afecta su desarrollo físico y cognitivo de manera irreversible.

“Hay estudios que comparan el cerebro de un niño bien alimentado con el de un niño con desnutrición crónica infantil y hay una pérdida de casi el 80 % de neuronas”, alerta Juan Enrique Quiñonez, representante de Unicef.
“Esto significa que ese niño tendrá problemas de aprendizaje, adaptación escolar y, en la adultez, no podrá desarrollar todo su potencial productivo”.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) advierte que Chimborazo encabeza la lista de provincias con mayor desnutrición crónica: 34,1 % de los menores de cinco años la sufren. Le siguen Santa Elena (30 %), Cotopaxi (29,4 %), Pastaza (27,4 %) y Morona Santiago y Tungurahua, ambas con el 27 %.

La pobreza también ha disparado el trabajo infantil: entre 2022 y 2024, el número de niños que trabajan pasó de 270.000 a 370.000, un incremento del 37 % en apenas dos años.

Unicef advierte que la recuperación económica de los hogares con niños podría tardar una década más que la de familias sin hijos, debido al impacto que dejó la pandemia. La urgencia de invertir en la infancia no es solo una deuda moral, sino una necesidad para el futuro del país.