Oscuridad, aguas negras, falta de medicinas y el grito silenciado de miles de presos. Así es el escenario que se encontró en la Penitenciaría del Litoral, la prisión más poblada y violenta del Ecuador, durante una inspección reciente encabezada por el juez de Garantías Penitenciarias de Guayaquil, José Luis Jiménez, reseña Teleamazonas.
El informe judicial revela un panorama crítico: pabellones sin luz, sin agua potable, sin ventilación y con condiciones insalubres extremas. En algunas áreas incluso se observó excremento de roedores y rebose de aguas servidas. A eso se suma la escasez de alimentos, la nula atención médica y la falta de acceso a abogados o contacto con familiares.
“Los presos están en estado cadavérico”, denunció Fernando Bastias, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), quien acompañó la visita al penal. “La mayoría sufre hambre extrema y tortura, es una bomba a punto de estallar”.
La inspección, realizada el 22 de abril junto a defensores de derechos humanos, también detectó que en ese momento no había personal médico y que hace tres meses no ingresan medicamentos. Aunque se construye un policlínico desde febrero, los avances no logran compensar la emergencia sanitaria dentro del recinto.
Uno de los puntos más graves es el repunte de la tuberculosis. El juez Jiménez pidió la conformación urgente de mesas técnicas con entidades del Estado para frenar los contagios y garantizar atención adecuada, especialmente a los presos con enfermedades o discapacidad. También elevó las denuncias al SNAI, institución a cargo del sistema penitenciario, y recomendó capacitar a militares en derechos humanos.
El drama no es nuevo, pero se ha intensificado. Familiares de reclusos advirtieron desde abril que el Estado “los está dejando morir”, mientras el Ministerio de Salud ha minimizado el repunte de fallecimientos por enfermedades como la tuberculosis.
Actualmente, en la Penitenciaría del Litoral viven más de 7.100 personas privadas de libertad. Forma parte del complejo penitenciario del Guayas, compuesto por cinco cárceles en las afueras de Guayaquil. Este penal ha sido epicentro de las peores masacres carcelarias en el país, con más de 500 reos asesinados desde 2021 por enfrentamientos entre bandas criminales.
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