En un sistema presidencialista como el ecuatoriano, el poder ejecutivo puede tener la iniciativa, pero es el legislativo quien tiene las llaves. Esta fue la premisa del análisis realizado en Ecuador en Vivo por Alfonso Pérez Serrano, Marcos Párraga y su invitado, el exlegislador Héctor Muñoz. La conclusión es clara: la suerte del plan de gobierno de Daniel Noboa se juega tanto en Carondelet como en el hemiciclo de la Asamblea.
Según Muñoz, el gobierno ha logrado una mayoría operativa que le permitió tomar el control del Parlamento: eligió a Niels Olsen como presidente de la Asamblea, colocó a sus aliados en el CAL y presidencias de comisiones clave. Sin embargo, esta mayoría no es consolidada ni estable. “Lo que hay es una aritmética inestable”, dijo, refiriéndose a los votos fluctuantes de independientes y algunos socialcristianos que, aunque no son parte formal de la coalición, podrían dar su apoyo caso por caso.
Las dos leyes económicas urgentes enviadas por el Ejecutivo han servido como prueba de fuego. La primera, enfocada en el combate a la economía criminal, fue modificada en la comisión legislativa para sortear objeciones constitucionales y conseguir apoyos estratégicos. Esto, según los panelistas, muestra una capacidad política renovada del gobierno para negociar sin cruzar “líneas rojas”.
La Asamblea, coincidieron los analistas, puede ser un campo fértil para acuerdos o una trinchera de obstrucción. El correísmo, que en el pasado moldeó el hiperpresidencialismo constitucional, hoy sufre sus consecuencias como oposición. “Les están aplicando su propia medicina”, afirmó Muñoz.
El programa abordó también los desafíos para reformas estructurales como la del Código de Trabajo, donde el correísmo probablemente se opondrá frontalmente. Se analizó además la posibilidad de impulsar reformas parciales a la Constitución vía referéndum, como la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana, sin necesidad de Asamblea Constituyente.
La conclusión fue contundente: sin voluntad política y sin operadores legislativos eficaces, no hay plan de gobierno que avance. Pero si se negocia con transparencia y visión de país, la Asamblea puede transformarse de obstáculo en aliada.
“La historia de este gobierno no se escribirá solo en Carondelet”, cerró Pérez Serrano. “Se escribirá voto a voto en la Asamblea, donde se decide si el Ecuador puede cambiar o seguirá atrapado en su laberinto político”.
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