El presidente Daniel Noboa pronunció un discurso de posesión que muchos calificaron de épico: prometió derrotar al crimen organizado, levantar hospitales, construir 200.000 viviendas, repotenciar la infraestructura energética, y atraer miles de millones en inversión extranjera. Fue un mensaje ambicioso y lleno de esperanza. Pero como se planteó en el último programa de Ecuadorenvivo, esa emoción se estrella contra una dura realidad: ¿hay plata para todo eso?

El exministro de Energía, Fernando Santos Alvite, invitado al programa, reconoció que el mensaje presidencial fue sólido y esperanzador, pero alertó sobre las limitaciones fiscales del país: un déficit crónico, baja inversión extranjera (solo $230 millones en 2024) y una burocracia “hostil” al sector privado. Santos cuestionó metas como las 200.000 viviendas, que implicarían más de $10.000 millones en cuatro años, un monto inalcanzable sin financiamiento externo.

El programa también abordó las trabas regulatorias y la falta de institucionalidad como principales obstáculos. Casos como el del proyecto solar Conolophus en Galápagos —paralizado por ocho años— ilustran cómo la burocracia impide el desarrollo incluso de iniciativas sostenibles.

Santos fue enfático: “La única salida es abrirse a la inversión privada, quitar el impuesto a la salida de divisas, permitir arbitraje internacional y profesionalizar la administración de empresas públicas como Petroecuador.”

Además, se discutió la contradicción de mantener discursos proinversión sin reformas legales concretas. “Decir que se quiere inversión, sin cambiar las reglas del juego, no sirve”, señaló el conductor Alfonso Pérez Serrano.

El análisis concluyó en que el país requiere decisiones firmes y reformas estructurales urgentes. La narrativa del “Nuevo Ecuador” debe ir acompañada de señales claras: sin instituciones confiables, sin seguridad jurídica, y sin voluntad política para desmontar el estatismo heredado, el sueño se diluye.

El presidente Noboa ha encendido expectativas. Pero como se advirtió en el programa: si falla, no falla solo su plan… fallamos todos.