El pasado 24 de mayo, Daniel Noboa inició oficialmente su nuevo periodo presidencial, pero lejos de sorprender con un gabinete renovado, ratificó a 15 ministros de su equipo anterior, incluyendo a los titulares de las carteras de Interior, Defensa y Energía. Para Juan Andrés Rivadeneira, experto en gestión de entorno y consultor político, esta escasez de cambios no es improvisada: “El presidente entiende que no hay tiempo para una curva de aprendizaje. Necesita continuar la gestión con un equipo que ya conoce la cancha”, señaló en entrevista con Contacto Directo.

Rivadeneira considera que se trata de un “gabinete de arranque” y no necesariamente del equipo que permanecerá durante todo el mandato. “No creo que esta fotografía se mantenga intacta ni siquiera hasta la mitad del periodo. Habrá cambios”, anticipó.

A pesar de que algunas carteras, como Salud, Inclusión y Turismo, sí tienen nuevos titulares, la permanencia de figuras en seguridad genera inquietud, sobre todo por el aumento de homicidios, extorsiones y secuestros. Rivadeneira matiza la responsabilidad: “El problema de seguridad trasciende a los ministros. Tiene que ver con las capacidades estructurales de la fuerza pública. Ecuador de esta no sale solo”, afirmó, apuntando a la necesidad de cooperación internacional.

La decisión de mantener el gabinete también ha abierto el debate sobre la falta de representación política de actores que respaldaron la candidatura de Noboa. “Se podría esperar una apertura hacia los grupos indígenas, anticorreístas y empresariales que lo apoyaron, pero no necesariamente esa representación se traduce en cuotas dentro del gabinete”, explicó Rivadeneira.

Sin embargo, sí existen figuras vinculadas al correísmo, lo que ha generado cuestionamientos. “Habrá quienes se pregunten por qué están presentes actores que antes militaron en fuerzas opuestas. La clave estará en la visibilidad y rol público que tengan en esta nueva etapa”, opinó el consultor.

Finalmente, Rivadeneira enfatizó la necesidad de un cambio en la comunicación gubernamental. “Ya no estamos en campaña. Este nuevo periodo exige una pedagogía política distinta y una gestión que logre manejar las altas expectativas. De lo contrario, los próximos cuatro años pueden ser muy complejos”, concluyó.