Un informe reciente revela que aproximadamente 500.000 niños en Ecuador están expuestos al consumo de agua contaminada con heces fecales, metales pesados y bacterias, lo que pone en riesgo su salud y desarrollo. La región amazónica es la más afectada por esta problemática.
El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental; sin embargo, en Ecuador, miles de niños carecen de este servicio básico. La falta de infraestructura adecuada y la contaminación de fuentes hídricas contribuyen a esta situación alarmante.
La ingesta de agua no tratada puede provocar enfermedades gastrointestinales, parasitarias y afectar negativamente el desarrollo cognitivo y físico de los menores. Organismos internacionales y locales han instado a las autoridades ecuatorianas a implementar políticas públicas que garanticen el acceso universal al agua potable, especialmente en las zonas más vulnerables.
Se hace un llamado a priorizar inversiones en infraestructura sanitaria y programas de educación sobre higiene y saneamiento para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida de la población infantil en el país.
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