El chavismo, que en 2012 alcanzó su punto máximo de apoyo con más de 8,1 millones de votos en las elecciones presidenciales, ha experimentado una significativa disminución en su respaldo popular durante la última década. En las elecciones presidenciales de 2024, Nicolás Maduro obtuvo aproximadamente 3,3 millones de votos, lo que representa una reducción de casi 5 millones de sufragios en comparación con 2012.
Este descenso en el apoyo electoral se atribuye a múltiples factores, entre ellos, la crisis económica, la corrupción y la represión política. Además, la migración masiva de venezolanos, que supera los 8 millones desde 2015, ha contribuido a la disminución del electorado.
A pesar de mantener el control sobre las instituciones y el aparato estatal, el chavismo enfrenta un creciente descontento popular, evidenciado en la alta abstención registrada en las recientes elecciones parlamentarias y regionales. La participación fue del 42,6%, reflejando la desconfianza en el sistema electoral y la falta de opciones representativas para la ciudadanía.
La oposición, aunque dividida en su estrategia electoral, ha señalado la necesidad de reconstruir la confianza en el proceso democrático y ofrecer alternativas que respondan a las demandas de la población. Mientras tanto, el gobierno de Maduro continúa enfrentando críticas tanto a nivel nacional como internacional por su gestión y por las condiciones en las que se desarrollan los procesos electorales en el país.
¿No estamos confundiendo nuestros deseos con la realidad?