a renuncia de Diana Salazar como fiscal general ha puesto en marcha el complejo proceso para elegir a su sucesor, un reto que según expertos será aún mayor debido al estándar que ella dejó.
El abogado constitucionalista Carlos Luis Sánchez reconoció que la labor del próximo fiscal será titánica: “Asumir un cargo público en este país ya es un reto, pero asumir uno vinculado con la justicia penal es aún más difícil. Diana Salazar fue valiente y decidida, enfrentó mafias y al poder. Su sucesor enfrentará no solo ese legado, sino también enormes desafíos logísticos y administrativos, especialmente en provincias como Guayaquil, donde las condiciones laborales de los fiscales son deplorables y la escasez de personal es crítica”.
Por su parte, la penalista Lorena Grillo destacó que la vara que dejó Salazar es “muy alta, difícil de igualar”. Grillo enfatizó que el nuevo proceso de selección debe ser riguroso y transparente para evitar el ingreso de personas no idóneas al cargo: “No se trata de una tarea política, sino técnica e investigativa. Hay que evaluar no solo conocimientos, sino integridad, independencia y capacidad de liderar un equipo cohesionado”.
Ambos expertos coincidieron en que el reto no es únicamente elegir a una persona con competencias legales y técnicas, sino también a alguien capaz de “concertar” a todos los fiscales del país, como explicó Sánchez: “Concertar no es uniformar, es hacer que todos los fiscales, desde el más alto al más ordinario, cumplan con la ley, sean objetivos y eliminen sesgos. Para eso se requiere también limpiar la institución y capacitar constantemente a su personal”.
La renuncia de Salazar, aunque respetable, llegó en un momento inesperado, generando preocupación sobre quién liderará ahora la Fiscalía General del Estado. Los expertos hicieron un llamado para que el proceso de selección sea un verdadero filtro de calidad: “Es necesario excluir a personas no idóneas que puedan comprometer la lucha contra la corrupción y la delincuencia”, concluyó Grillo.
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