Deficiencias en el servicio, equipos dañados y largas esperas para acceder a citas médicas son algunas de las quejas que pacientes y familiares reportan en el hospital Pablo Arturo Suárez, ubicado al norte de Quito.
Sandra es una de las afectadas. Desde inicios de año espera una endoscopia por dolores estomacales persistentes, pero la semana pasada recibió un mensaje en su WhatsApp: su cita fue cancelada porque los equipos para realizar endoscopias y colposcopias están fuera de servicio.
“Me mandan un mensaje al WhatsApp que están dañados los aparatos… y vengo a ver si me pueden reagendar en otra fecha; no tengo para hacerme particular”, lamenta.
En los exteriores del hospital, Verónica Torres y su padre también esperan atención. Tienen cita para este lunes, pero les exigieron presentar una radiografía dental que el centro no pudo realizar, por lo que tuvieron que buscar el examen fuera.
“Debería haber todo adentro, porque uno se está con las justas y que nos manden hacer afuera no está bien”, reclama Verónica.
Casos como estos se repiten a diario. Aunque el hospital del Ministerio de Salud Pública cuenta con 28 especialidades y atiende a mil personas al día, los usuarios aseguran que conseguir un turno oportuno es otro desafío. En áreas como traumatología, la espera puede extenderse hasta por un año.
El equipo periodístico intentó obtener una versión oficial del gerente del hospital, pero no fue posible. La situación refleja una problemática más amplia en el sistema de salud pública del país: escasez de insumos, equipos dañados y una alta demanda que supera la capacidad de atención.
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