El ejército de Israel lanzó una nueva ofensiva sobre Gaza con una serie de bombardeos masivos que, en apenas tres días, han dejado más de 280 muertos, según autoridades locales. La operación, anunciada este sábado, forma parte de una etapa ampliada de su campaña militar que busca “destruir a Hamás” y “liberar a los rehenes”, en medio de crecientes críticas internacionales y denuncias de una posible “limpieza étnica”.
El asediado enclave palestino vive momentos dramáticos. En Beit Lahia, al norte de Gaza, las explosiones alcanzaron viviendas mientras las familias dormían. “Los niños gritaban, las puertas volaban… fue como el fin del mundo”, relató un sobreviviente. Las escenas son desgarradoras: madres e hijos fallecidos, heridos en los pasillos de hospitales colapsados, y la desesperación por la falta de alimentos y agua.
Las autoridades sanitarias de Gaza, controladas por Hamás y cuyos datos son considerados confiables por la ONU, reportan al menos 53.119 fallecidos desde que inició la guerra en octubre de 2023, la mayoría civiles. Solo entre miércoles y viernes, más de 280 personas murieron por los ataques israelíes.
Crisis humanitaria en aumento
A pesar de las alarmas por una posible hambruna masiva, Israel mantiene el bloqueo al ingreso de ayuda humanitaria. El presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo que “hay mucha gente pasando hambre” en Gaza, aunque su gobierno aún no ha tomado acciones concretas para forzar un cambio de estrategia de su aliado.
Mientras tanto, continúan los combates y los desplazamientos forzosos. El plan militar israelí incluye el control de nuevas zonas del enclave y el desplazamiento de millones de personas, lo que, según el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, “podría constituir una limpieza étnica”.
Unas 57 personas aún permanecen secuestradas por Hamás, según Israel. El gobierno de Netanyahu sostiene que la única vía para su liberación es seguir presionando militarmente, pese al temor de las familias de los rehenes de que esto complique aún más su rescate.
Hamás, por su parte, pidió a EE.UU. presionar a Israel para detener los ataques y permitir el ingreso de asistencia básica. Israel niega que exista una crisis humanitaria y acusa a Hamás de desviar la ayuda internacional.
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