Son dos sentimientos básicos de los seres humanos, disparados por ideas que nos conducen a tomar decisiones como agresión o solidaridad con quienes nos rodean. La primera nos lleva al conflicto y la destrucción, mientras la segunda a la protección y la trascendencia.
Están dirigidas por creencias e información alimentada de forma permanente por la tecnología de las redes sociales, cuyo “modelo de negocio” es atraer la mayor cantidad de adherentes que consuman esa información, para ese objetivo establecen algoritmos que requieren recopilar mas datos para vender mas anuncios, desgraciadamente la compasión no vende, la indignación sí.
El resentimiento y el odio se alimentan de tres emociones básicas: el miedo, la frustración y la ira,
sostenidas en creencias religiosas o ideológicas, cientificistas o virtuales.
Por otro lado, la esencia de las relaciones humanas está dada por la competencia y la colaboración, la competencia en el libre mercado de la democracia liberal (EU) y/o en el capitalismo de estado (China); y la colaboración, repartiendo la riqueza como propuso Marx,buscando el poder a través de métodos subversivos, que hoy muestran su fracaso total en esos países; sin embargo el resentimiento y el odio siguen creciendo y los algoritmos alimentando el
conflicto, Ej: ruso-ucraniano, judío-iraní, Pakistán-India y más.
Mientras en oriente los algoritmos de la inteligencia artificial (IA) basados en creencias confucianas de ética, virtud individual y armonía social, sumados a un control estatal estricto, están logrando una sociedad estable y próspera; las creencias occidentales bajo algoritmos de miedo, ira y odio nos están llevando a enfrentamientos, caos y vulnerabilidad.
La capacidad de manipulación de IA, a través de los análisis automatizados y la generación de un lenguaje que estimula las áreas afectivas del miedo, la ira, la revancha y el odio, en relatos, canciones, imágenes y videos, estimulando prejuicios, falsas creencias y adicciones , como son la pornografía y los más variados grupos anónimos como QAnon, que en 2020 llegó a millones de seguidores bajo la creencia conspiranoica que adoradores de Satanás se están tomando los gobiernos del mundo.
Un ordenador que finge ser humano no sabe de persuasiones porque es un bot sin conciencia, es
más, cada vez que se discute, se le está entregando más información para que la use en el perfeccionamiento de argumentos que a su vez aumentan la frustración, el resentimiento y la ira;
la mesa está servida para el conflicto, bienvenidos a la “era de la ira”.
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