El juez Michael Jesic, de Los Ángeles, redujo la sentencia de cadena perpetua impuesta a los hermanos Lyle y Erik Menéndez, permitiéndoles acceder a una posible libertad condicional tras más de tres décadas en prisión.
Ambos fueron condenados por el asesinato de sus padres y argumentaron que actuaron tras sufrir años de abusos. Durante la audiencia, Lyle manifestó vergüenza por los hechos, mientras Erik asumió total responsabilidad y ofreció disculpas.
La Fiscalía, sin embargo, se opone a su liberación, alegando que no han mostrado un verdadero arrepentimiento y han tergiversado los hechos.
La decisión sobre su eventual liberación quedará en manos de una junta evaluadora, que contará con la participación del gobernador de California.
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