Por Diego Torres Hadathy – Corresponsal en Estados Unidos
Samuel no puede más. “Ahora dicen que migración nos va a obligar a registrarnos, que nos van a multar o que nos van a meter a la cárcel. Yo no sé ni cómo se hace eso”.
Es lo que piensan y sienten miles de migrantes ante una nueva exigencia del gobierno de los Estados Unidos, que intenta mantener un registro obligatorio y detallado de las personas que ingresaron de forma ilegal por sus fronteras.
Se trata de la orden ejecutiva 14159, que “protege al pueblo estadounidense contra la invasion” y que dispone el registro como una prioridad civil y penal.
Aclara que esta acción no es, ni crea un estatus migratorio, ni puede ser utlizado como permiso de trabajo.
La disposición del gobierno involucra a todas las personas mayores de 14 años que ingresaron sin visa y a quienes no se les tomaron las huellas digitales en el lugar de entrada. Obliga a llenar un formulario en la página electrónica de la oficina de control migratorio.
Los menores de 14 años que ingresaron de forma ilegal deberán ser registrados por sus padres también de forma obligatoria.
La medida tiene como objetivo además localizar a las personas con antecedentes delictivos y para ello la oficina de migración podrá solicitar al servicio de rentas internas (IRS por sus siglas en inglés), las declaraciones de ciertas personas que sean de su interés.
El decreto -como todos los que ha publicado el gobierno respecto a los migrantes- lejos de motivarlos a acercarse a las autoridades ocasiona miedo y la intención de evitar acatar la orden por el mayor tiempo posible.
El gobierno se anticipa a esa reacción y junto a la disposición anuncia multas que llegan a 5.000 dólares, detenciones y prisión para quienes no acaten el mandato.
Algunos -empujados por el miedo- deciden llenar el formulario en el que tienen que dejar sus nombres completos, su dirección, número de teléfono y otros datos personales.
Otros prefieren mantenerse en el anonimato y esperar a que la suerte disponga cuándo y dónde serán interceptados por las autoridades migratorias. “No queda más que esperar que no pase nada. Igual uno tiene que quedarse hasta que pueda o hasta que le boten”, sentencia Samuel con resignación. (DTH)
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