A menos de 100 días de haber retomado el poder, el presidente Donald Trump firmó este lunes 28 de abril una orden ejecutiva que apunta directamente contra las “ciudades santuario” en Estados Unidos. Con esta medida, el republicano busca frenar el apoyo local a migrantes en situación irregular y reforzar su imagen de “mano dura” en la frontera, una de sus principales promesas de campaña.
Las ciudades santuario —que limitan la colaboración entre autoridades locales y agentes migratorios federales— serán ahora blanco de nuevas sanciones, en una clara advertencia del Ejecutivo a quienes desafían su política de “cero tolerancia”.
La Casa Blanca defendió la medida con cifras contundentes. Según la portavoz Karoline Leavitt, en los últimos 12 meses —cuando aún gobernaba Joe Biden— hubo una reducción del 95% en los cruces ilegales, pasando de 140.000 a 7.000. “Las fronteras de Estados Unidos ahora están seguras gracias al presidente Trump”, afirmó, adjudicando el mérito a la “restauración del Estado de derecho”.
Aunque Trump presume avances en economía y seguridad, su popularidad ha empezado a tambalear: más del 40% de los estadounidenses asegura “desaprobar fuertemente” su gestión, de acuerdo con una encuesta del Washington Post-ABC.
Pero el mandatario, fiel a su estilo combativo, redobla su discurso. Esta semana, espera consolidar sus “logros” en migración, política exterior y eficiencia del gobierno. Y la nueva orden ejecutiva parece ser solo el inicio de lo que él llama la restauración de la soberanía estadounidense.
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