El Papa Francisco y su Amor por los Niños

Abr 27, 2025

Por Berenice Cordero

Francisco, desde su elección en 2013 hasta abril de 2025, revela una preocupación constante por los niños, abordados en diversos contextos sociales, ambientales y espirituales. El Papa Francisco ha escrito cuatro encíclicas que mencionan a los niños de manera directa o indirecta, cada una con un enfoque distinto: Laudato Si (2015) aborda el impacto del cambio climático y la degradación ambiental en los niños, destacando su futuro y salud. Fratelli Tutti (2020) se enfoca en la justicia social, mencionando la explotación, pobreza y efectos de la guerra en los niños. Lumen Fidei (2013) habla de los niños en el contexto de la fe, como el bautismo y la formación espiritual. Dilexit Nos (2024) usa recuerdos de la niñez para ilustrar conceptos de amor y ternura, además de referirse a santos relacionados con los niños.

En Laudato Si, Francisco reflexiona sobre el cuidado del medio ambiente y la justicia intergeneracional. En este contexto, menciona explícitamente a los niños como parte de las generaciones futuras que merecen un mundo habitable. Escribe: “¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”.Este pasaje subraya la obligación moral de proteger el planeta para garantizar un futuro digno para los niños, conectando la ecología con el bienestar de las nuevas generaciones.

En Fratelli Tutti, muestra una fuerte preocupación por los niños en contextos de explotación, migración y conflicto, alineándose con la defensa de sus derechos humanos. El Papa aborda la fraternidad y la amistad social, enfatizando el cuidado de los más vulnerables, incluidos los niños. Afirma: “Una sociedad que abandona a los niños y a los ancianos corta sus raíces y oscurece su futuro” Con esto, destaca que el bienestar de los niños es esencial para construir una sociedad justa y solidaria, posicionándolos como un elemento clave en el desarrollo de una cultura de cuidado y fraternidad. Se refiere a millones de personas, incluyendo niños, privados de libertad y explotados por redes criminales que utilizan tecnologías modernas para engañar a jóvenes y niños globalmente. Denuncia las crisis que llevan a la muerte de millones de niños por pobreza y hambre, criticando el silencio internacional ante esta tragedia. Aborda la protección de menores migrantes, asegurando su acceso regular a la educación. Menciona la verdad sobre menores reclutados por actores violentos, en el contexto de conflictos armados. Destaca el impacto de la guerra en los niños, específicamente “niños mutilados o privados de su infancia”, junto con otros grupos vulnerables como mujeres que perdieron hijos.

En Dilexit Nos, la encíclica más reciente del Papa Francisco, se centra en el amor de Cristo, simbolizado por el Sagrado Corazón. Recuerda su infancia, galletas huecas para enseñar a los niños sobre la vacuidad de las mentir y cómo los niños, como él lo fue, pueden ser felices con un tenedor para sellar empanadillas, jugar fútbol con una pelota de trapo, cuidar orugas en una caja de zapatos, secar una flor en un libro, cuidar un pájaro caído y contar pétalos de margarita, destacando la ternura preservada en los corazones infantil.
En sus palabras, en Fratelli Tutti, dice explícitamente “lo que nos recuerda que «cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte. La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación. Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral. Aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que «nacen nuevas pobrezas. Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual. Porque en otros tiempos, por ejemplo, no tener acceso a la energía eléctrica no era considerado un signo de pobreza ni generaba angustia. La pobreza siempre se analiza y se entiende en el contexto de las posibilidades reales de un momento histórico concreto”.
Para nosotros como país y en los contextos de reforma constitucional que se adelantan, debemos ser progresivos, particularmente con las infancias, las niñas, las mujeres y los pueblos y nacionalidades indígenas: dice Francisco, “se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Que otros sigan pensando en la política o en la economía para sus juegos de poder. Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien”.



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