Palestina, Irlanda y el señor Boycott

Abr 26, 2025

Por Luis Antonio Guijarro

Durante la guerra de exterminio que perpetra Israel contra el pueblo palestino llama la atención el claro posicionamiento que hace prácticamente un año tomaron los gobiernos de Irlanda, España y Noruega, al reconocer a Palestina como un estado. Este hecho motivó el asombro del resto de países europeos y especialmente atrajo la ira inmediata de Netanyahu hacia estos tres países. Y sabemos que este señor tiene malas iras. Pero ¿qué movió a estos tres países para tomar un posicionamiento que les enfrenta no solo contra Netanyahu sino con la política de EE.UU. y con la del resto de países europeos?

Noruega jugó en los noventa un rol muy importante como mediador entre la OLP y los israelíes que terminaron en la firma de dos acuerdos conocidos como los “acuerdos de Oslo” aun cuando éstos se firmaron fuera de Noruega. Su intención es entonces recalcar su posición de mediador encontrando una solución negociada y diplomática a este conflicto tratando de reforzar la posición palestina.

España tiene una posición histórica al ser prácticamente el último país europeo en reconocer a Israel como estado en 1986 con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, durante el gobierno socialista de Felipe González. En la dictadura franquista, la relación de Gran Bretaña y Francia hacia España fue particularmente hostil provocando que Franco estreche sus relaciones con el mundo árabe, especialmente con las monarquías de Egipto, Jordania y Arabia Saudita. Estos últimos países proveyeron de petróleo a España y coadyuvaron a la entrada de España en la Naciones Unidas en 1955; España por su parte apoyó la posición de estos países árabes frente a Israel.

Irlanda tiene una posición peculiar hacia Palestina basada en su propia historia colonial y pasado de ocupación y de resistencia frente a la presencia británica desde el siglo 12. Comparten experiencias similares frente a la ocupación colonialista, ocupación militar, división de sus territorios y un sofocamiento brutal a los levantamientos. En la Gran Hambruna de mediados del siglo 19 el gobierno británico dejó a su suerte a Irlanda como estrategia contra la “superpoblación” (v. teoría de Malthus) y con la convicción que la empresa privada (v. teoría del libre mercado) solucionaría el problema por si mismo; El resultado fueron más de 1 millón de muertos y otro millón de emigrantes, así como el impulso definitivo del nacionalismo y del republicanismo de los irlandeses que sobrevivieron en la isla.

Luego, en 1981 dejaron morir de inanición a 10 presos republicanos irlandeses en Irlanda del Norte que se declararon en huelga de hambre porque el gobierno británico, al mando de Margaret Thatcher, los consideraba presos de guerra y no prisioneros políticos. Los irlandeses encuentran un paralelismo entre su propia historia y la suerte de los presos políticos palestinos o la estrategia bélica israelí con el pueblo palestino de usar el hambre y la sed como arma de guerra y la emigración.

Las muestras de solidaridad de Irlanda hacia el pueblo palestino no son coyunturales, ya en 2005 Irlanda promovió una campaña a favor de Palestina en contra de Israel en la que llamaba al boicot a este país promoviendo la no inversión y sanciones económicas. El boicot es una actitud de defensa que puede convertirse dentro de un conflicto en un arma muy efectiva de los más débiles. De hecho, incluso el término boicot esta anclado a la historia irlandesa y concretamente a la vida del señor Charles Boycott.

El Sr. Boycott fue un oficial inglés al servicio de la Royal British Army, que una vez en estado pasivo empezó a prestar sus servicios como administrador de propiedades agrícolas para un terrateniente rico británico, la tierra agrícola irlandesa estaba en manos de los aristócratas británicos, en el condado de Mayo en Irlanda. Durante la década de 1880, Irlanda estaba en un período de agitación campesina producto de las malas cosechas y el consecuente incremento de la pobreza. Boycott no dudó en desalojar inmediatamente a todos los campesinos que no podían cubrir sus deudas en las tierras bajo su administración.

En reacción a esta medida el pueblo campesino bajo el manto de la Liga por el Autogobierno, organización fundada para promover la independencia irlandesa del Reino Unido, decidieron defenderse del Sr. Boycott instando a los campesinos a negarse a trabajar para él, o arrendar sus tierras o a los comerciantes para que se nieguen a comprar cualquiera de sus productos o venderle cualquier tipo de insumos.

La campaña de aislamiento fue tan efectiva que Boycott tuvo que abandonar Irlanda en diciembre de 1880. En una carta al periódico The Times, describiendo su situación, explicó que la campaña en contra de su persona era intolerable para cualquier persona; bastaba mencionar su nombre para ser y estar aislado. Así es que se introdujo el término “boycott” en inglés (boicot en español), para describir la práctica de evitar o abstenerse de tratar con una persona, organización o país como forma de protesta o presión.

¡Colorín, colorado!



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