Desde hace seis meses, un nuevo temor se ha instalado en el norte de Guayaquil. En la cooperativa San Francisco, familias enteras han sido forzadas a abandonar sus viviendas por el grupo criminal Los Lobos, que busca apoderarse de casas con vista directa al complejo carcelario más grande del país.
Carmen vivía desde hace 17 años en una casa de tres pisos junto a su hijo. En abril de 2025, ambos tuvieron que huir con lo poco que pudieron cargar. Su hogar, ubicado en un cerro frente a la Penitenciaría del Litoral y la cárcel Regional Guayas, fue tomado por miembros de la banda. Hoy, en su lugar, solo quedan puertas forzadas, una litera vacía y el eco de una vida interrumpida.
La Policía sostiene que el interés del grupo delictivo en esa zona responde a su intención de vigilar y controlar el complejo penitenciario. Desde lo alto del cerro se divisan claramente los cinco centros de privación de libertad que conforman el penal, incluidos La Roca y la cárcel de mujeres.
Los agentes aseguran que al menos 11 familias han sido desplazadas desde octubre de 2024, cuando Los Lobos comenzaron a tomar el control del sector. La violencia no se ha hecho esperar: seis personas han sido asesinadas por negarse a abandonar sus propiedades, y otras han sufrido atentados.
Uno de los ataques más crudos ocurrió en El Chorrillo, donde un padre fue asesinado, su esposa e hijo quedaron gravemente heridos y la casa fue destruida. Una adolescente de 15 años caminó cerca de dos kilómetros para alertar a la Policía.
El cabecilla de estas operaciones sería alias “Tontín”, un joven de 26 años que, según la Policía, lidera el grupo en esta zona y ha usado las viviendas ocupadas como refugios para delincuentes y puntos de observación estratégica.
La cooperativa San Francisco, ubicada frente al kilómetro 16,5 de la vía a Daule, alberga a cerca de 170 mil personas, en su mayoría niños y jóvenes. Las calles empinadas y sin pavimentar dificultan el patrullaje policial. En lo que va de 2025, el distrito Pascuales, al que pertenece esta zona, ya acumula 147 asesinatos, superando los registros del año anterior.
Este tipo de desplazamientos forzados no es exclusivo de San Francisco. En Socio Vivienda, también en Guayaquil, organismos de derechos humanos han alertado que más de 200 personas abandonaron sus hogares luego de una masacre ocurrida en marzo, que dejó 22 muertos.
La expansión territorial de Los Lobos, cuyo centro de operaciones se presume en la cárcel de Turi, en Azuay, pone en evidencia el creciente poder de las bandas criminales en Ecuador, capaces no solo de dominar pabellones carcelarios, sino también barrios enteros.
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