El Vaticano confirmó este lunes el fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años. Su última aparición pública fue durante la misa de Pascua, cuando, desde el balcón de la basílica de San Pedro, bendijo al mundo entero. Pese a su delicado estado de salud, el pontífice quiso estar presente, en silla de ruedas, sin asistencia de oxígeno, y con la firmeza espiritual que lo caracterizó hasta el final.
En su última entrevista con Infobae, concedida a Daniel Hadad, Jorge Mario Bergoglio habló abiertamente sobre el momento de la muerte. “Le pedí al Señor que no me agarre inconsciente, eso no”, confesó. Y añadió, con serenidad: “Sé que va a venir. Que al menos la vea venir”.
El Papa no hablaba de la muerte con temor, sino con aceptación. En la entrevista, recordaba con calma una cirugía riesgosa a la que debió someterse tiempo atrás. “Alguna vez que me pareció que podría haber riesgo, me preparé”, dijo con un gesto tranquilo.
Cuando le preguntaron qué imaginaba que ocurría después de morir, respondió con una sonrisa: “Debe haber una luz muy grande, una felicidad muy grande. Un camino muy grande en el camino del encuentro con Dios”. Y remató su pensamiento con una frase que resumía su fe: “Yo creo que Dios hasta último momento, espera y ayuda”.
Francisco había sido internado en febrero en el Hospital Gemelli de Roma por una neumonía bilateral que lo mantuvo en estado crítico. Tras más de un mes hospitalizado, recibió el alta el 23 de marzo. Sin embargo, en las últimas semanas, las complicaciones respiratorias y su estado físico se agravaron.
A pesar del deterioro de su salud, nunca dejó de cumplir con sus responsabilidades. El Domingo de Pascua, rodeado de una multitud de fieles en la plaza de San Pedro, el Papa pronunció la bendición “Urbi et Orbi” y renovó su llamado por la paz, la libertad de pensamiento y la ayuda a los más vulnerables. “No puede haber paz sin libertad de religión, de pensamiento, de expresión y respeto por las opiniones de los demás”, dijo ante más de 35 mil personas.
En su mensaje también pidió por el cese de la violencia en Medio Oriente: “Que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.
Durante sus últimos años, Francisco enfrentó múltiples problemas de salud: una operación intestinal en 2021, fuertes dolores por la ciática, y lesiones en sus rodillas que lo obligaron a desplazarse con ayuda de bastón, andador o silla de ruedas. Pero su espíritu nunca se quebró. Continuó liderando la Iglesia Católica con convicción, humildad y una visión profundamente humana del mundo.
Este lunes, el mundo despide al primer papa latinoamericano, un hombre que dejó huella con su sencillez, su firmeza en los valores y su cercanía con los más pobres. Su mensaje, como él mismo lo deseaba, seguirá iluminando el camino de muchos.
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