La fecha de la segunda vuelta de elección presidencial coincidió con la celebración de Pésaj que simboliza la libertad del pueblo judío tras su salida de la esclavitud en Egipto. Representa la liberación, la esperanza y la renovación espiritual. A través del relato del Éxodo y rituales como el Séder, las familias judías anualmente transmiten valores de justicia, fe y memoria histórica, reafirmando la identidad y la resiliencia del pueblo judío.
Coincidiendo con estos pensamientos, el triunfo de Daniel Noboa es una oportunidad para consolidar la libertad y el futuro de Ecuador. Esta victoria en las elecciones presidenciales de Ecuador marca un momento decisivo en la historia reciente del país. No solo representa el rechazo a los modelos autoritarios del pasado, sino que también abre una ventana de oportunidad para renovar el proyecto democrático, fortalecer las libertades y sentar las bases de un desarrollo sostenible y seguro.
Con su perfil joven, tecnocrático y empresarial, Noboa ha logrado canalizar el deseo ciudadano de cambio, especialmente frente al deterioro institucional y el avance del crimen organizado que han golpeado sin tregua al país. Con una victoria contundente y su liderazgo, parece apuntar a una administración más pragmática, orientada a resultados, alejada de la polarización ideológica que ha marcado la política ecuatoriana en las últimas décadas.
Uno de los ejes centrales de su agenda es la seguridad. Ecuador ha experimentado un aumento alarmante de la violencia ligada al narcotráfico y las bandas criminales. Frente a este escenario, Noboa ha planteado una política de mano dura, que incluye la construcción de cárceles de máxima seguridad, el uso de estados de excepción para enfrentar la emergencia y contar con el apoyo de gobiernos amigos para desarticular a estos grupos delictivos.
Estas medidas, siendo necesarias, deben implementarse con responsabilidad y dentro de un marco de respeto a los derechos humanos. La libertad no puede sacrificarse en nombre del orden; el desafío es equilibrar seguridad con garantías democráticas para sacar adelanté a 18 millones de ecuatorianos.
En el ámbito económico, Noboa ha propuesto reformas orientadas a reactivar la inversión, proteger la dolarización y eliminar trabas fiscales como el Impuesto a la Salida de Divisas. Estas propuestas apuntan a fortalecer la libertad económica, la competitividad y el emprendimiento, fundamentales para generar empleo y reducción de la pobreza. Si bien el contexto fiscal es complejo, con un enfoque moderado y promercado podrá dar la credibilidad para atraer confianza de inversores nacionales e internacionales en montos proporcionalmente similares al de nuestros vecinos.
Otro aspecto relevante es su intención de reformar la Constitución de 2008, Noboa sostiene que su objetivo es mejorar la eficiencia del Estado y modernizar su estructura institucional, aligerando una burocracia innecesaria que entorpece la agilidad necesaria para el desarrollo del país. El éxito de esta iniciativa dependerá de su capacidad para mantener un espíritu democrático, evitando la concentración de poder y garantizando la participación plural. No podemos dejar de mencionar las urgentes reformas necesarias para aliviar la crítica situación del IESS y del sistema de salud pública como respuesta al respaldo masivo que recibió de los votantes de mayores.
Ciertamente, la juventud de Noboa, lejos de ser una desventaja, podría significar una renovación profunda en la forma de gobernar. Su liderazgo podría abrir espacios para una generación más conectada, transparente y abierta al diálogo. En este sentido, su triunfo también representa la posibilidad de un Ecuador más libre, moderno e incluyente a toda la población.
El triunfo de Daniel Noboa representa una oportunidad histórica para que Ecuador fortalezca su democracia, recupere el control del territorio frente al crimen, modernice su economía y consolide un marco institucional sólido. No será una tarea fácil y con poco margen de error. Pero si se gestiona con visión, equilibrio y respeto por los principios democráticos, su presidencia puede ser recordada como el punto de partida de una nueva etapa para un país más libre, más justa y con mejor futuro.
El Hagadá de Pésaj, habla profundamente sobre la libertad, ya que toda la celebración gira en torno al relato del Éxodo: la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Libertad con propósito: El pueblo fue liberado no solo para ser libre, sino para servir con dignidad, recibir la Torá y construir una sociedad con justicia. Es una libertad con valores y responsabilidad.
En conclusión: el Séder de Pascua resalta que la libertad es un derecho esencial, pero también transmite una responsabilidad moral. Y es una forma de comprometerse cada año con la lucha contra la opresión y la búsqueda de un mundo más justo.
No olvidemos a la CONAIE como el Vietcong de RC5.