Alcaldes de Quito y Guayaquil marcan distancia del discurso correísta tras la reelección de Noboa

Abr 16, 2025

El resultado de la segunda vuelta de las Elecciones Generales 2025, que ratificó a Daniel Noboa como presidente de Ecuador, ha provocado nuevas tensiones dentro del movimiento Revolución Ciudadana (RC). Las voces de dos de sus figuras más visibles, los alcaldes de Quito y Guayaquil, evidencian una posible recomposición del correísmo, marcada por posturas más conciliadoras.

Aquiles Alvarez, alcalde de Guayaquil, fue claro durante su enlace radial de este miércoles: “No se puede vivir de pelea en pelea”. El funcionario celebró el inicio de pagos por parte del Gobierno central a los gobiernos autónomos descentralizados, y llamó a dejar atrás la polarización. “Más allá de cualquier diferencia, terminaron las elecciones, hay que replantear, virar la página y buscar estabilidad para el pueblo”, enfatizó.

En su cuenta de X, Alvarez también valoró el tono del nuevo ministro José De la Gasca. “Su postura es la que el país espera. Si desde el gobierno se extiende la mano, nosotros como municipio también lo haremos”, escribió.

Desde la capital, el alcalde Pabel Muñoz tomó distancia de la decisión de Luisa González de no reconocer los resultados electorales. En entrevista con Radio Quito, aseguró que las autoridades del correísmo no estaban al tanto de que la excandidata presidencial adoptaría esa postura. “No tengo los argumentos ni la información que tiene ella”, señaló.

Sin embargo, en declaraciones posteriores a Ecuavisa, Muñoz rechazó que estas diferencias impliquen una fractura en el movimiento. “En la Revolución Ciudadana hay profundos debates al interior, pero eso no significa fisuras. Tenemos un comportamiento disciplinado y orgánico en su momento”, explicó.

El alcalde quiteño también se refirió a los rostros emergentes dentro de la RC, mencionando a figuras como Marcela Aguiñaga, Paola Pabón y Juan Cristóbal Lloret, prefectos del Guayas, Pichincha y Azuay respectivamente. A ellos se suma el propio Alvarez, a quien Muñoz reconoció como parte de este nuevo bloque.

Aunque insistió en que Rafael Correa sigue siendo “fundamental” para la organización, la manera en que estos líderes territoriales están gestionando sus ciudades y provincias refleja una línea más autónoma y menos confrontacional.

No obstante, algunos analistas advierten que los triunfos en elecciones seccionales no reflejan necesariamente un amplio respaldo popular. El expresidente Oswaldo Hurtado, citado por Ecuavisa, recordó que muchos de estos cargos se ganan con porcentajes reducidos. “Si hubiera segunda vuelta para alcaldes y prefectos, los resultados serían distintos”, dijo.

En Quito, por ejemplo, Pabel Muñoz fue electo con apenas el 25% de los votos, en una ciudad con más de dos millones de electores. En Guayaquil, Aquiles Alvarez alcanzó el 39%, mientras que Marcela Aguiñaga ganó con el 34% en Guayas, y Paola Pabón con el 27% en Pichincha.

Además, Muñoz enfrenta procesos de revocatoria de mandato e investigaciones sobre la adquisición de trolebuses eléctricos, lo que podría debilitar aún más su posición.

Con estas tensiones y nuevas dinámicas, el correísmo parece entrar en una etapa de redefinición, en la que las lealtades tradicionales coexisten con una generación de líderes que priorizan el pragmatismo político.



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