La crisis diplomática entre México y Ecuador sigue marcando el pulso político regional, sobre todo ahora que Ecuador se prepara para la segunda vuelta presidencial de 2025. Desde el norte, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum no oculta su postura: espera que una mujer gane las elecciones en Ecuador.

“Ojalá en Ecuador pronto griten presidenta con ‘a’ y se puedan restablecer pronto las relaciones diplomáticas”, dijo en su conferencia matutina del 10 de febrero, en una clara indirecta al presidente-candidato Daniel Noboa, a quien responsabiliza por el asalto a la Embajada de México en Quito.

Las imágenes de ese día sacudieron al mundo: una docena de uniformados irrumpió en la sede diplomática para detener a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa, refugiado allí desde diciembre de 2023. Roberto Canseco, jefe de la misión mexicana, intentó frenar el operativo, fue apuntado con un arma y luego neutralizado tras tratar de impedir la salida del vehículo que trasladaba a Glas.

El hecho provocó la ruptura total de relaciones diplomáticas entre ambos países. Y mientras Noboa insiste en que el ingreso fue legal, desde México la narrativa es otra: una violación flagrante al derecho internacional.

La afinidad de Sheinbaum con el correísmo no es nueva. Ya en septiembre de 2023 se reunió con la candidata Luisa González en Ciudad de México. Tras ese encuentro, González elogió su gestión, destacando reducciones en delitos y avances sociales en su periodo como jefa de Gobierno.

El mensaje es claro: si gana Noboa, no habrá reconciliación con México. Y para Sheinbaum, el camino hacia la reconstrucción de vínculos comienza con un cambio en el poder… y en el género del próximo líder ecuatoriano.