Búnkeres para ricos

Abr 5, 2025

Por Luis Antonio Guijarro

Los búnkeres y los túneles son estructuras concebidas para proteger gente o cosas de posibles catástrofes por amenazas naturales o humanas. Su mayor desarrollo se ha dado en el ámbito militar, especialmente durante las guerras donde los soldados encuentran en estas estructuras protección de los ataques del enemigo en combates o como refugio, en el caso de bombardeos. En tiempos de paz se ha considerado un uso completamente distinto o su reutilización con fines de defensa civil, sea como refugios contra erupciones volcánicas, tormentas, huracanes o inundaciones. También han servido de inspiración para temas de películas como “Der Untergang” (La caída) que trata de los últimos días del suicidio de Adolf Hitler y su círculo cercano en el búnker de la de la Cancillería en Berlín.

Durante la Guerra Fría, estas estructuras encontraron un verdadero admirador y fanático en el dictador albanés Enver Hoxha (1908-1987). En su régimen, que duró 41 años, se construyeron búnkeres con forma de champiñón en todo el territorio de Albania, los que según su tamaño podían ser ocupados por un soldado armado y hasta un máximo de 3 o 5. Su doctrina denominada de “bunkerización” pretendía defender a su pueblo de imaginarias invasiones originarías de países de la OTAN a través del litoral; luego se extendió la construcción a la frontera con Grecia, y finalmente a la frontera con Yugoslavia, por el temor de que los países del Pacto de Varsovia también decidieran invadirlos.

Los búnkeres parecían un tema pasado de moda, pero han recuperado actualidad con la posición actual de la Comisión Europea y su doctrina del rearme frente a la también imaginaria invasión por parte de Rusia, según ciertos visionarios. En base a este miedo se habla incluso de modernizar algunos búnkeres construidos durante la Segunda Guerra Mundial para que sirvan de refugio antinuclear o, dado el caso, para la protección de centros de procesamiento de datos. Así se refuerza la recomendación de días pasados de tener a mano un kit de supervivencia de tres días. Hay que ser consecuentes, hasta en el absurdo.

Si bien los escenarios apocalípticos infunden el temor para justificar a los gobernantes de turno cualquier acto por paranoico que este sea, también genera nuevas oportunidades de negocio. O sea, en el escenario del apocalipsis la muerte no es igual para todos. Donde hay perdedores, hay ganadores. Es la ley del mercado. En el caso concreto de una guerra nuclear, empresas estadounidenses como Vivos Group, Rising S. Bunkers, Survival Condo, ya ofrecen servicios de búnkeres de supervivencia de lujo que apunta a los millonarios como grupo meta.

En este escenario apocalíptico se le ha ocurrido a la pareja de Al y Naomi Corbi crear un club de supervivencia para multimillonarios. Un club que podría llamarse, por ejemplo: El Apocalipsis, y que ofrecería sus servicios en todos los estados de USA. Esta pareja en la actualidad presta servicios de seguridad para las mansiones y yates de superricos por medio de su empresa SAFE.

El concepto, que la pareja lo ha bautizado como Nido de Águila, prevé excavaciones que permitan construir hasta 20 niveles o pisos subterráneos de departamentos independientes de 180 m² a 1.800m², que luego se rellenarían con tierra, hormigón y acero para blindaje. Hacia el exterior no se visualizaría nada, pero dentro de la madre tierra tienen todas las facilidades para garantizar la provisión de todos los servicios que un superrico necesita.

Evidentemente cada uno de estos complejos subterráneos de supervivencia estarían incompletos de no contar con restaurantes 5 estrellas, piscinas, spas, gimnasios, espacios comunales, centros médicos y de terapias. Es decir, un equipamiento esencial que los más ricos necesitan para sobrevivir. Los departamentos climatizados están equipados con paredes LED interactivas que permiten simular ventanas con diferentes estados del tiempo; como también pueden elegir ver hacia paisajes urbanos o rurales. Lógico que además tienen pensado ambientes especiales para que los privilegiados reciban las vitaminas y nutrientes esenciales que se carecería por la falta del sol y el aire fresco.

La membresía más barata por el programa básico de supervivencia costaría 20 millones de dólares por cabeza como precio promocional. Este monto esta pensado para el CEO promedio de una multinacional. La membresía para programas exclusivos se negociará en invitaciones personales. El concepto fue presentado en una entrevista en un periódico de gran difusión en Alemania para motivar a los superricos alemanes a salvarse con nivel.

El resto de los mortales deberemos conformarnos con ir a búnkeres públicos y sobrevivir con nuestro kit para tres días. Confío, haya suficiente papel higiénico, que esta demostrado es lo primero que se termina en situaciones de emergencias como las pandemias.



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