El retroceso de los glaciares en Ecuador está transformando el acceso al agua en las comunidades de Chimborazo y Cotopaxi. La disminución del caudal de los ríos que antes abastecían a los campos agrícolas ha obligado a los habitantes a adaptarse. Entre las soluciones implementadas, destaca la reubicación del ganado fuera de los páramos para proteger las zonas de recarga hídrica y la adopción de sistemas de riego por goteo para optimizar el uso del agua.
Los agricultores, dependientes de fuentes naturales, sufren las consecuencias de los cambios en los patrones climáticos, lo que afecta la producción y pone en riesgo la seguridad alimentaria de la región.
Pérdida acelerada de los glaciares en Ecuador
Los datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) son contundentes: en casi 60 años, Ecuador ha perdido el 62% de su superficie glaciar. Bolívar Cáceres, responsable del Programa de Glaciares del Inamhi, advierte que, aunque no es posible revertir esta tendencia, es urgente adoptar medidas para un uso racional del agua.
Estudios de la Iniciativa MapBiomas Ecuador muestran una reducción drástica en los seis principales glaciares del país desde 1985. El Carihuairazo desapareció completamente en 2024, mientras que el Iliniza Sur ha perdido el 81,2% de su superficie. En términos absolutos, la superficie glaciar nacional pasó de 92 km² en 1980 a solo 37 km² en 2023.
Impacto en el agua y la economía
El especialista en riesgos de agua y clima de la Universidad de Oxford, Homero Paltán, resalta el papel clave de los glaciares en la regulación hídrica. Durante la estación seca, su deshielo asegura el suministro de agua para ciudades como Quito y para comunidades rurales. Sin embargo, la pérdida acelerada de estos cuerpos de hielo amenaza el equilibrio de cuencas fluviales como las del río Esmeraldas y el Guayas.
Desde una perspectiva económica, la disminución de los glaciares podría reducir la generación hidroeléctrica entre un 10% y 20% en las próximas décadas, impactando el suministro de energía y aumentando la escasez de agua en temporadas de sequía.
Datos de MapBiomas Agua también revelan una disminución significativa en los cuerpos de agua del país. En la Sierra, la reducción desde 1985 es del 68,71%, mientras que en la Amazonía es del 16,52%. Aunque el deshielo no es la única causa, la correlación con la pérdida de glaciares es evidente.
Estrategias para mitigar los efectos del deshielo
Karina Salinas, coordinadora de la Unidad de Gestión de la Adaptación al Cambio Climático del Ministerio del Ambiente, subraya que la falta de agua no solo afecta la producción agrícola, sino también la conservación de los ecosistemas de páramo. Para contrarrestar estos efectos, las comunidades han implementado sistemas de riego más eficientes, reducido el uso de agroquímicos y promovido prácticas de conservación hídrica en la Reserva Cayambe Coca.
En Guangaje, Cotopaxi, agricultores han recibido capacitación para mejorar el manejo de cultivos como la papa y el chocho, mientras que en Chimborazo se han fortalecido estrategias de restauración de las zonas de recarga hídrica.
El futuro de los glaciares y la necesidad de acción
La comunidad científica advierte que la pérdida de glaciares en los Andes es irreversible. Por ello, las estrategias se centran en mejorar la gobernanza del agua, fortalecer las juntas de usuarios y fomentar la investigación para aplicar medidas concretas de conservación y adaptación al cambio climático.
Homero Paltán insiste en la necesidad de adaptar la infraestructura hídrica con reservorios y sistemas de gestión eficiente del agua. Experiencias exitosas en Perú y Bolivia, como sistemas de alerta temprana y la construcción de embalses, podrían servir como referencia para Ecuador.
Por su parte, Wagner Holguín, coordinador de MapBiomas Ecuador, recomienda ampliar el monitoreo no solo de los glaciares, sino también de las nevadas que puedan alterar los datos climáticos. La combinación de imágenes satelitales de alta resolución con estudios de campo permitirá una mejor planificación de las medidas de adaptación.
A nivel global, el Acuerdo de París busca frenar el calentamiento a un máximo de 1.5°C para evitar impactos irreversibles como el colapso glaciar. Sin embargo, los expertos advierten que si la tendencia de emisiones continúa, los glaciares tropicales podrían perder hasta el 50% de su masa antes de 2100. La ventana de oportunidad para actuar sigue abierta, pero se reduce rápidamente.
0 comentarios