Las mafias se quieren tomar el poder en Ecuador

Mar 21, 2025

Francisco Trejo
Por Francisco Trejo

Ecuador vive momentos decisivos en lo político que repercutirán en todos los aspectos del convivir nacional. Así son de importantes las elecciones presidenciales del próximo 13 de abril porque puede definir el sistema político, económico, social y de seguridad para los años venideros. El país está entre una tendencia con alternabilidad democrática representada por el presidente Daniel Noboa, de ADN, y la Revolución Ciudadana que quiere perpetuarse en el poder representada por la candidata Luisa González.

Lógicamente para que la RC alcance sus objetivos tiene que ganar las elecciones, sostener el poder político sobre la base del poder social, una economía solvente y cooptar a las Fuerzas Armadas para prevalecer con el poder duro.

El Socialismo del Siglo XXI no tiene un modelo económico eficiente, sino lapidario y hambreador, como ocurre al momento con Venezuela y Bolivia, que son eficientes solo cuando hay inmensos recursos económicos. Pero Ecuador no tiene dinero en este momento, hay que crear riqueza y eso tampoco lo pueden hacer; que las Fuerzas Armadas apoyen ese sistema no se verá jamás, por su formación profesional, su espíritu patriótico y su entrega a los intereses de la nación y su pueblo. Además, necesitarían ganar las elecciones, lo cual está en duda porque no creo que el pueblo ecuatoriano se haga el harakiri y quiera ir al despeñadero. Hay que mirar y aprender lo que está sucediendo en otros países de la región que son afines a la Revolución Ciudadana como Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.

Un factor extremadamente preocupante son los modelos políticos del Socialismo del Siglo XXI, que se parecen a la dictadura venezolana y al partido gobernante de México, MORENA. Este país tiene una inmensa presión por el tema de los aranceles que le impuso EE.UU., por la mala gestión con la inmigración y su pacto de protección a los carteles de las drogas, que han obligado al gobierno de Claudia Shebauman a reaccionar al punto de enviar a Estados Unidos a 30 capos y dos exgobernadores para que sean juzgados y encarcelados. También la presidenta mexicana tiene que limitar su accionar en las diferentes regiones mexicanas como Sinaloa, Durango, Tamaulipas y Baja California, entre otras.

Lo preocupante es el hilo conductor de esta problemática mexicana con Ecuador, porque esos carteles productores de fentanilo deben buscar otros países desde para seguir produciendo. La demanda de los consumidores sigue creciendo en los EE.UU. y me temo que la Revolución Ciudadana, ligada al crimen organizado, tal como que se evidencian los chats de Augusto Verduga, exvocal del Consejo de Participación Ciudadana, y de los otros integrantes de la Liga Azul, sean quienes abracen como sucursales a esos carteles mexicanos y locales. Ha sido clarísimo como la candidata Luisa González no define contra qué mafias va a luchar y desarticular. Así como la política de abrazos o balazos de MORENA, como dicen los correístas, “ya lo hicimos y lo volveremos hacer “, es decir, pactar con mafias y desarticular los organismos de seguridad e inteligencia del Estado, para beneficiar a los grupos criminales.

Esta preocupación está latente en el país por las consecuencias que tendrían en las relaciones internacionales, comerciales y económicas. Las cifras macroeconómicas del país en la actualidad si no son las ideales, permiten demostrar una dinámica de crecimiento, con $7 mil millones en reservas internacionales, con superávit comercial entre exportaciones e importaciones de $6.678 millones (el mejor en 25 años). Todo esto se puede venir abajo si los ecuatorianos tomamos la decisión equivocada.

Es por estas consideraciones que debemos elegir la alternativa que nos permita producir, generar empleo, no subsidios sociales de miseria, que podamos vencer a las mafias delincuenciales y criminales que operan en el país. Pero esto se hace fortaleciendo los organismos de seguridad del Estado, con una Fiscalía eficiente y autónoma; jueces probos y no vendidos al narco; con aduanas modernas; y sistemas de control financiero y activos que cumplan sus funciones y sean eficientes; con relaciones comerciales sanas y abiertas a la inversión extranjera directa; y una sociedad con sentido de Patria que luche por un Ecuador mejor para las futuras generaciones.



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