Esmeraldas ha enfrentado durante años una profunda crisis de inseguridad, siendo una de las provincias más afectadas por la violencia generada por los Grupos de Delincuencia Organizada. A esta situación se suma un devastador derrame de petróleo ocurrido el 13 de marzo, que se ha extendido por más de 80 kilómetros, contaminando los ríos Quinindé, Caple y Viche.
La rotura de la tubería del SOTE ha alcanzado una magnitud sin precedentes, arrasando con todo a su paso. Expertos en materia ambiental advierten que los ríos Caple y Viche pueden considerarse cuerpos hidrográficos muertos. La capa de hidrocarburos en la superficie alcanza hasta 40 centímetros de espesor, lo que ha provocado la devastación total de la fauna y flora acuática.
La crisis ambiental ha agravado la crisis humanitaria. Hasta el momento, más de 800 familias han visto afectada su supervivencia, ya que dependían de la pesca en estos ríos. A esto se suma la falta de acceso a agua potable para miles de personas, la imposibilidad de desarrollar actividades agrícolas, graves afectaciones a la salud y la destrucción total de uno de los ecosistemas más importantes: el manglar de la reserva ecológica del estuario del río Esmeraldas. Este ecosistema alberga decenas de especies de avifauna, mamíferos, reptiles, moluscos y crustáceos.
El Ministerio del Ambiente ha anunciado medidas de contención, limpieza y remediación en las zonas afectadas. Sin embargo, la desconfianza de la población es latente, pues en emergencias previas se han hecho promesas similares sin que se cumplan de manera efectiva.
Los derrames de petróleo no son el único problema que enfrenta Esmeraldas. La provincia también sufre los estragos de la deforestación, la minería ilegal a cielo abierto y la contaminación del aire, agravada por las emisiones de la refinería y la termoeléctrica. Además, aún persisten las secuelas del terremoto de 2016, que dejó a muchas familias en una situación de extrema vulnerabilidad y, pese al tiempo transcurrido, no han logrado recuperarse.
Es fundamental fortalecer la solidaridad con la provincia de Esmeraldas y exigir al ente rector en materia ambiental que cumpla con las medidas de contención, mitigación y reparación. La población esmeraldeña no puede seguir enfrentando sola esta crisis.
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