El Kremlin confirmó que el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, sostendrán una llamada telefónica el próximo martes 18 de marzo, en un intento por lograr una tregua temporal en la guerra en Ucrania.
Será el segundo contacto oficial entre ambos mandatarios desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero de 2025. Su primera conversación, el 12 de febrero, marcó un giro en la diplomacia internacional, desafiando los intentos occidentales de aislar a Moscú y abriendo la puerta a un posible acercamiento entre ambos países.
El enviado especial de Trump, Steve Witkoff, visitó Moscú la semana pasada para presentar un plan de alto al fuego por 30 días, ya aceptado por Kiev. Sin embargo, Putin puso sobre la mesa algunos “asuntos importantes” antes de dar su visto bueno definitivo.
Trump, por su parte, adelantó que en la conversación abordarán la “división de ciertos activos”, mencionando territorios y plantas energéticas como puntos clave en la negociación.
Presión sobre Rusia y batalla en Kursk
Mientras tanto, Ucrania y sus aliados intensifican la presión sobre Rusia. En una cumbre virtual organizada por Londres, una treintena de líderes mundiales decidieron ejercer una “presión colectiva” sobre Moscú, acusándolo de prolongar las negociaciones para ganar ventaja en el frente.
Sobre el terreno, la situación sigue crítica para las fuerzas ucranianas, especialmente en Kursk, donde Rusia afirma estar destruyendo posiciones enemigas. En medio de este escenario, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski destituyó el domingo a su jefe del Estado Mayor, Anatoliy Bargylevych, en un intento por reestructurar su liderazgo militar.
Los ataques continúan. Ucrania lanzó un ataque con drones contra una refinería de petróleo en Rusia, dejando un herido en la región de Astracán. Por su parte, Moscú atacó con 174 drones, de los cuales 90 fueron derribados y otros 70 desaparecieron de los radares, según la Fuerza Aérea ucraniana.
Mientras las tropas combaten, los civiles huyen. Decenas de personas que escaparon de los combates en Kursk han encontrado refugio en centros de alojamiento en la ciudad rusa de Fatej. Ekaterina Panova, una mujer de 35 años que huyó de la ocupada Sudja, espera que Trump logre poner fin a lo que ella llama una “matanza fratricida”.
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