El jueves en la noche, nos llegó la triste noticia de un derrame petrolero en la provincia de Esmeraldas, por la rotura del Sistema Oleoducto Transecuatoriano SOTE, en el sector del Vergel.
Las imágenes del crudo avanzando como rey en los cuerpos de agua, ríos y riveras de la zona son alarmantes. Así, como es alarmante que hasta el viernes la mayoría de las notas de prensa, se centraban en la preocupación del abastecimiento de combustible y, obviamente, en la exportación del crudo.
Pero ¿quién se preocupó por el impacto socio ambiental? ¿Quiénes saben técnicamente que se debe hacer en un derrame? ¿Cómo se ve la zona afectada? Aquí les cuento:
Cuando hay un derrame, y no quiero entrar en el sinfín de razones por las que puede haber uno, existen ciertos pasos técnicos obligatorios: contención, recuperación y limpieza del derrame, para después hablar de restauración ambiental.
La contención o las acciones de contingencia del derrame son vitales en las primeras horas del evento. Esta impide que la mancha crezca y siga afectando a más zonas y evita que llegue a ríos de mayor magnitud como el Esmeraldas o al mar.
En esas instancias, la gestión de un derrame se torna más compleja o casi imposible en el país. La contingencia se hace regularmente con conocimiento técnico y especializado para saber cómo colocar barreras de contención Después, según la dirección, caudal, velocidad y comportamiento del cuerpo de agua, se debe hacer diques de contención para luego recuperar el crudo. Además, se debe determinar la cantidad, tipo de derrame, hasta dónde puede afectar, puntos de control y cómo empezar la evacuación del crudo, qué tipo de suelo es el de la zona, entre otros. Todo esto se debía tener previsto y se ejecuta al mismo tiempo.
Ni hablar después de la remediación y restauración de la zona.
Por esto me pregunto, ¿por qué la emergencia no se trató como tal? ¿Por qué el responsable no activó el comando de incidentes con la urgencia que debía? ¿Tenían equipo y personal suficiente y competente para atender el derrame? No lo sé, pero seguramente para cuándo usted lea este artículo, el derrame ya llegó al mar.
El sábado el COE Cantonal de Esmeraldas publicó un comunicado declarando la emergencia ambiental, el alcalde de Esmeraldas exige al Gobierno una respuesta porque se trata de una emergencia nacional. Y, yo coincido, es un derrame de gran magnitud. Pero todos estamos pensando en si le tomas o no foto al voto, cuando existe un grave riesgo en la fuente de captación del agua potable, varios cuerpos de agua afectados, kilómetros de riveras, suelo, piedras, vegetación y animales contaminados.
Es frustrante ver cuánto nos falta por tener conciencia y conocimiento frente a eventos ambientales de gran impacto como este, más en una provincia que ya luchaba con problemas como la delincuencia, el narcotráfico y el olvido estatal.
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