Yankilé Hidalgo (La Habana, Cuba 1973) es una escritora cubana-ecuatoriana (tiene también nuestra nacionalidad) vive hace más de 28 años en Quito, capital de la República. Es profesora de Lengua y Literatura. Autora de la letra de dos canciones seleccionadas para participar en Lo Zecchino D´Oro, Bologna, Italia “Canzone indigena” (2002), “Verso l´aurora” (2012), autora de la novela juvenil “Nostalgias de un rey sin corona”, (Santillana, 2009), (Prolipa 2019), de los poemarios “Para nada inocente” (El ángel editor, Ecuador, 2017), “La ira de Circe” (Ilíada Ediciones, Alemania, 2021), “Música para desmemoriados/ Scacco Matto” (De la Cuesta Ediciones, 2022 e Iliada Ediciones 2023) y “Misivas para las hijas del viento” en Arité, Editorial, Miami, Florida, 2024 su último libro de poesía al que seguidamente me referiré. Ha asistido a festivales Internacionales de poesía en Ecuador (Paralelo Cero, 2017, 2018 y IV Encuentro Internacional de Poesía, Ipiales, Nariño, 2022, Colombia).
“Misivas para las hijas del viento”, no es un poemario simplemente magnífico. Por su temática y por los personajes, – todas mujeres, empezando por la tierra-mujer, que han ocupado un espacio vital en la historia de la humanidad – que brotan de su lírica magníficamente construida, por el ritmo emotivo que la autora imprime es cada uno de los textos, por el aliento persistente en el discurso literario que no decae a lo largo de todo el poemario y por la fuerza de las imágenes que sus figuras literarias proyectan en el lector, es un poemario que necesariamente tendrá que recoger la literatura de nuestro continente.
Octavio Paz, el gran poeta mexicano, en alguna entrevista que recuerdo porque ha sido una premisa en mi trabajo literario, afirmó que, “si bien es cierto que existe una lectura sintomática, del sentido inconsciente de un poema, es claro que esta lectura es psicológica y no estética; y dentro de esta lectura estética, sería también posible que quien la lee, aprecie principalmente la estética del poema y no la estética del poeta, que es la estética de su escritura”. Señalo esto, porque considero que si bien es cierto, el lenguaje de los poemas de este libro, es un lenguaje iluminado, claro y diáfano, la profundidad conceptual descriptiva de las protagonistas en cada texto y el fluir natural del mensaje que envían son elementos sustanciales para la lectura y la comprensión del lector psicológica y estéticamente, ubicándolos en un nivel superior lírico Este otro nivel podría ser el del poema en si mismo por la elevación de su construcción poética. Es verdad que un poema es ante todo una unidad, pero no es menos cierto, que esta unidad es compleja en su estructura creativa, en el pensamiento con que el poeta desea sustentarla y en el lenguaje con que el autor quiere posicionarla, así como por las tensiones que de hecho se producen en el interior del poeta, en el que, el sentimiento y el pensamiento se unen invisiblemente en una simbiosis poderosa que permite realizar la escritura con transparencia y con lucidez en la organización real del poema o de los poemas mediante un proceso laborioso de escritura.
He realizado estas consideraciones, porque “Misivas para las hijas del viento” es un libro de poemas de profundidades y de visiones persistentes, de alumbramientos, de esclarecimientos, de dilucidaciones histórico poéticas, con una constante que se traduce en una conjunción: poesía-mitología- historia y realidad, descubrimiento-enfrentamiento con el pasado y el presente, dentro de una esfera de serena explosión creadora que luego brota a la claridad del entendimiento de los lectores, con una fuerza inusitada. Yankilé Hidalgo a través de su poética, expresa la esencia dinámica, dialéctica si cabe el término, la energía vital que impulsa todo lo existente en su “yo”, en su “interioridad sensitiva” ¿su abismo y vuelo salvador al mismo tiempo, me pregunto? y que se encuentran en permanente ebullición en su esencia humana buscando la forma de salir, de acometer y acceder a la realidad que lo conmueve, de entrar a la circunstancia concreta y real de ser humano, de “ser” frente a su mundo personal y al mundo exterior que lo rodea, y como actor del hecho poético, a debatir consigo mismo y con el lector, en el plano sublime de las revelaciones de las históricas protagonistas el amor a todo lo que las ha rodeado y que las redime y les permite vivir y revivir en nuestros sentimientos, al traerlas poéticamente a nuestra memoria por sobre las cenizas de los avatares que tuvieron, en sus respectivos momentos existenciales, que vivir.
Emociona el lenguaje con el que está construido este poemario. Conciso, directo, profundo. La metáfora precisa, en la mayoría de los textos, ilumina la imaginación y el entendimiento del lector y proyecta las imágenes con que exigimos al pensamiento que retorne en el tiempo. A veces, un lenguaje cotidiano en contraposición con el lenguaje poético. Lo cotidiano nos invita a pensar sobre la simpleza y la profundidad de la existencia de estas mujeres íconos en lo mitológico y en lo realmente vivido. Lo poético nos invita a reflexionar sobre el recuerdo y lo presente de aquellos seres que fueron luz y guía, en nuestra mente y nuestra sensibilidad, como ejemplos vivientes en nuestro devenir cíclico evolutivo de la vida.
Símbolos y hermetismo, clarividencia y omnipresencia, omnisciencia y ubicuidad, en algunos pasajes de la poética de este libro, que desafía el conocimiento del lector y lo angustia empujándolo a desentrañar sus propios interrogantes. Lenguaje lúcido, verdadero, genuino, que permite otorgarle brillantez a la poética del libro. Yankilé Hidalgo es una poeta auténtica, consciente de lo que escribe y de lo que nos presenta. No hay contraposiciones ni contradicciones en el planteamiento poético de este poemario, pues lo argumental es congruente con la sustancia de ese planteamiento a través del libro. El tono emocional de todo el poemario, de las distintas partes de este gran y bello libro largo expresado con un trabajo cerebral, invita a desechar la indiferencia con que a veces observamos el transcurrir del ser humano, y nos incita a valorarlos desde la premisa ineludible de que no debemos existir por existir sino existir hondamente para persistir como seres humanos conscientes de lo que somos y de lo que tenemos por delante para luchar siempre por una causa justa.
Poemario sobrio. Aflora el sentido profundo de todo lo que sucede y permanece como símbolo de lo que no queremos decir. Poesía de sabiduría y de resonancias expresionistas, en la que lo enigmático, especialmente en lo mitológico, se clarifica. No hay espacios para recovecos ni malabares poéticos. Hay una dilucidación contundente del itinerario histórico y de los valores de la mujer – de las mujeres – siempre invisibilizadas de las gestas, de las glorias, de las heroicidades y de su destino protagónico en ese proceso unívoco de devenir y de lo que han representado y representan. Ruptura con lo convencional y anacrónico con que miramos generalmente a esas heroínas de la historia. Identificación del yo y de su rol histórico del ser y superación de los límites del yo en lo terrenal y lo cósmico. Lo mitológico en una época primigenia de la humanidad, más vinculado a lo cósmico que a la realidad vivencial, fue una realidad existencial concreta. En suma, una poesía que remueve la sensibilidad y la consciencia. Y que nos pone en esa finísima línea de la existencia, la historia y la verdadera dimensión de estas heroínas que fulguran estelarmente en nuestras vidas a través del esplendor de la poesía de una excepcional creadora: Yankilé Hidalgo.
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