Mientras miles de mujeres marchaban en Ecuador el 8 de marzo de 2025 para exigir justicia y el fin de la violencia de género, la activista Sandra Chamba, de 37 años, fue víctima de femicidio en su vivienda.
Su expareja, quien la asesinó, se suicidó poco después, dejando huérfanas a sus dos hijas y sumiendo a su comunidad en la conmoción.
Una luchadora silenciada por la violencia
Chamba no solo era una víctima más. Desde su trabajo en las organizaciones ‘Mujeres Contando’ y ‘Yo Apoyo’, luchó por la justicia, equidad y erradicación de la violencia machista. También era estudiante de Comunicación Social en la Universidad Salesiana.
Su asesinato, ocurrido en una fecha emblemática, evidencia que la violencia de género sigue arrebatando vidas sin tregua en Ecuador.
Sucedió el mismo día que pel presidente Daniel Noboa firmó el Decreto 558, que oficializa el reglamento de la Ley Orgánica de Acompañamiento y Reparación para familiares de víctimas de femicidio. Además, anunció la creación del Fondo ‘En Memoria de Ellas’, que busca garantizar a los familiares de las víctimas acceso a educación, vivienda y apoyo psicosocial.
Las cifras de una crisis que no se detiene
Según la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (Aldea), solo en el primer mes de 2025, Ecuador registró más de 40 femicidios.
El 2024 cerró con 274 asesinatos de mujeres, la mayoría a manos de sus parejas o exparejas. Estas cifras reflejan una realidad aterradora: en Ecuador, ser mujer sigue siendo un riesgo de muerte.
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