Esta función de computadores y androides que corrigen los textos automáticamente, es también esencial en los seres vivos, fruto de la evolución para la adaptación al entorno cambiante; la vida
se define dentro de parámetros estables y ante cualquier exceso o deficiencia se ponen en
funcionamiento sistemas de retorno hacia el equilibrio (homeostasis) que si fracasan sobreviene la enfermedad y hasta la muerte.

Somos seres falibles que estamos en continuo cambio, corrigiendo errores y aprendiendo.
La autorregulación también es clave en organizaciones e instituciones, en el actual cambio de época deben adaptarse a las nuevas condiciones emergentes, si se quedan en el pasado entran en conflicto y terminan desapareciendo.

El pensamiento y acciones de ideologías y líderes que guían y sostienen las instituciones, representan a grupos sociales que conllevan necesidades y
aspiraciones, la nueva “época informacional” exige autocorrecciones urgentes, pues son
diferentes a las de la época industrial a ser superada.

La revolución tecnológica ha generado nuevas redes de información, que la democracia exige
sean distribuidos respetando los nodos independientes, con sistemas de soluciones y equilibrio sólidos, no debemos conformarnos con el concepto errado de la democracia de un solo día: el día de las votaciones, estas son un mecanismo importante, pero no la democracia en sí.

Los sistemas de equilibrio y respeto a los nodos independientes en la toma de decisiones
implican el respeto entre las tres instituciones clásicas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; con un Consejo Electoral que no amañe ni permita injerencias.

Una vez que el 51% haya ganado las elecciones no le da ningún derecho a perseguir o destruir al
49% perdedor, así sea el 99% el ganador, debe respetar los derechos del 1%, para no caer en “la
dictadura de la mayoría”.

Los sistemas de autocorrección, nos permiten evitar desmanes que emergen de intenciones totalitarias como las Hitler, que luego de ganar elecciones democráticas empezó la persecución y acabó como todos conocemos, muchos más ejemplos sobran en la actualidad desde Erdogan
hasta Bolsonaro y desde Putin hasta Maduro.

Generalmente empiezan por los medios de comunicación,
persiguiendo y amenazando a
periodistas seleccionados y creando sus propios medios como voz única, y terminan en los tribunales de justicia “castigando” a todos quienes osan contradecirles.

Esperemos que nuestro
sistema inmune institucional permanezca libre para autocorregir errores.