Con Milei, “la casta” puede dormir tranquila

Feb 24, 2025

Por José Vales

Todo parecía indicar que, al menos en las encuestas, “el romance” entre el electorado y Milei se prolongaba, pero casi como una fotocopia de sus acostumbrados ataques de furia, el presidente argentino —y estrella ascendente en el universo de “la nueva derecha” global— hizo todo lo posible por “pegarse un tiro en el pie”. Apareció involucrado en la primera línea de una operación con criptomonedas, que para muchos tiene todos los condimentos de una presunta “estafa”, en las que habría dejado todas las huellas puestas junto a su hermana, la secretaria general de la Presidencia, y “primera pitonisa de la patria”, Karina Milei, entre otros.

El “León de las Pampas” solía mostrarse imbatible. Desde mediados del año pasado, venía manteniendo contactos con personajes, casi desconocidos en el mundo de los bitcoins, como el estadounidense Hayden Mark Davis. Incluso en su carácter de economista, había brindado cursos en una compañía propiedad de Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, dedicada a la divulgación y enseñanza en el mundo de las cripto. Hasta participaron, todos, en un evento internacional realizado en Buenos Aires, allá por agosto del 2024. Dos meses después, Davis, Novelli, Terrones y otro estadounidense, Glenn Brooks Heards, habrían participado de una celebración, según consigna el matutino argentino La Nación, en un hotel de Buenos Aires, para celebrar el nacimiento del SLIBRA, la cripto bautizada con el signo zodiacal del propio Milei.

Lo demás es estiércol conocido. El tuit presidencial recomendando la inversión, la forma en que se disparó su cotización y la caída, cuatro horas después, que arrojó pérdidas por 87 millones de dólares y unos cuantos miles de damnificados.

Tanto Milei como varios personajes de su gobierno intentaron aclarar, pero todo se terminó oscureciendo mucho más. No solo cuando el propio Davis fue revelando públicamente los alcances de la operación, casi con lujo de detalles, mientras salían a la luz varios mensajes y una foto del 30 de enero que Milei colgó en X donde presentaba al estadounidense como un asesor en todo lo referente a criptomonedas y en inteligencia artificial.

Asustado por su responsabilidad en el presunto delito, Davis ya se presentó como querellante ante la justicia argentina. Asegura estar amenazado junto a su familia y se prepara para una investigación rigurosa del FBI y de la Secretaría de Justicia estadounidenses.

En Argentina, donde el Senado evitó, de forma por lo menos “llamativa”, abrir una comisión investigadora para determinar la responsabilidad del presidente y la justicia abrió una causa en la que la Fiscalía ya imputó a Milei, pocos se esperanzan con que en los Tribunales llegue a dirimirse la situación. La historia reciente refuerza la tesis de los pesimistas a la hora de hacer justicia.

El fiscal que lo imputa es Eduardo Taiano. Un viejo conocido del mundo político, cuyo hijo, Federico Taiano, es desde agosto pasado el jefe de la “Unidad bienes decomisados” del gobierno, creada especialmente bajo la órbita del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, uno de los tantos miembros de la “casta política” a la que Milei dice combatir.

Son las declaraciones de Davis, en cuanto a que cuenta con más de 100 millones de dólares de esa operación que “pertenecen al gobierno argentino” y sus mensajes recuperados de las redes, los que podrían trazar el camino a una investigación.

“Podemos hacer que Milei tuitee, haga reuniones en persona y haga una promoción”, repetía el bueno de Davis a potenciales inversionistas criptómanos mientras sondeaba posibilidades para el SLIBRA. “Yo controlo a ese nigga” (“Negro” en el argot estadounidense)… Le envío $ a su hermana [por Karina] y él firma lo que digo y hace lo que quiero. Una locura”.

Estallado el escándalo, Milei y su “triángulo de hierro” (la hermana y el ministro de Economía, Luis Caputo), se apuraron en viajar a Washington, como si fueran a tratar de frenar la tormenta judicial que se le viene encima. Allí, el presidente participó en la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora, por sus siglas en inglés), luego de mantener reuniones con Elon Musk y la titular del FMI, Katerina Georgieva. La fresa del postre fue una reunión de 15 minutos con el propio Trump, quien lo elogió con efusividad y le manifestó su “orgullo” por lo que está haciendo en Argentina. A un personaje como el presidente estadounidense nada puede sorprenderlo y todo, inclusive una operación semejante, es capaz de enorgullecerlo.

Pero ¿qué podría haber llevado a Milei y su séquito a caminar por la cornisa del delito? Hombre de una personalidad cuando menos singular, de insulto fácil y siempre al borde del ataque de nervios, el presidente venía de varias semanas de extremo nerviosismo. Ya había dado la nota, al participar del World Economic Forum, cuando vinculó a las personas “gais que adoptan hijos” con la pedofilia, abriendo una crisis con el colectivo LGBTI que redundó en la protesta más numerosa en los 14 meses que lleva de gestión.

A pesar de haber ratificado el único activo, hasta aquí, de su gobierno, el de cierto control de la inflación, la economía viene dando tumbos nada alentadores. Para colmo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aún no le aprueba el crédito ante el temor de que se utilicen los fondos para seguir planchando el precio del dólar en pleno año electoral. Al parecer, entonces, “el León” se sintió acorralado y ahí, a la vista, están las consecuencias.

Con la economía en estado de “mírame y no me toques”, Milei y sus acólitos libertarios tienen necesidades urgentes, en términos electorales. Para llevar adelante una campaña se necesitan fondos y todo podría concluir en que los necesarios para costear el proselitismo no podían salir del erario, tal la vieja usanza de “la casta” desde tiempos inmemoriales. Cabe la posibilidad de que los muchachos, obnubilados por todo lo que haga o haya hecho “el modelo a seguir” del mandatario argentino (Donald) Trump, se podrían conseguir a través de esa operación que, según la definió el propio Milei, una vez desatado el escándalo, era una ruleta de “casino”.

Esta aparece como la hipótesis más firme, a modo de muro, que nos evite llegar a creer que el poder (al menos en Argentina) está en manos de una cáfila de mentecatos, arropados por distintos miembros de esa “casta”, verdadera responsable de que Milei haya llegado hasta donde llegó.
No solo Francos, o el exvicepresidente Daniel Scioli, sino cientos de funcionarios, como es el caso de Leandro Madcur, actual negociador argentino ante el FMI y exjefe de gabinete del exministro y candidato a presidente kirchnerista, Sergio Massa.

Mientras el Criptogate acaba de herir severamente la imagen internacional del presidente argentino, estos datos, nombres, detalles, evidencias e hipótesis se hacen imprescindibles. Al menos para que nadie se llame a engaño. No hay cómo ni por dónde llegar a creer, en cambio alguno, con un contexto político, económico y social semejante y en un país, donde nada es imposible y todo, inevitablemente, termina chapoteando en el lodo de la corrupción.

Con un personaje como Milei en la presidencia y la influencia de “la Jefa”, como suele apodar a su hermana experta en arcanos, lo único seguro es que “la casta” del poder puede dormir tranquila.



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