Silencio mayor que el grito

Feb 23, 2025

Por Alberto Dahik

En declaraciones recientes, los portavoces de Pachakutik gritaron con fuerza que la minería tiene un no rotundo, que debe estar proscrita, que no debe existir en el Ecuador. Con este pronunciamiento dejan en claro al país que esa lotería de haber conseguido un 5 % del voto popular, los legisladores que tienen la bisagra en la Asamblea, se ha vuelto un irracional chantaje a la sociedad.

Si entendieran el Ecuador de hoy, sus gravísimos problemas y las posibles soluciones, sabrían que no tenemos salida sin muchas cosas que hay que hacer, entre ellas aprovechar los recursos que puede darnos la minería, que no pueden venir en ese volumen de ninguna otra actividad exportadora.

Pero lo sorprendente es que se oponen a la minería formal, aquella que siendo grande, está tecnificada, que puede ser controlada, que puede ser fiscalizada, que se la puede multar si incumple los protocolos ambientales, y por sobre todo, que se la puede obligar a reparar el daño ambiental.

Como viven encerrados en ideas de hace 500 años y no entienden el mundo, no saben que una empresa minera, sobre todo aquellas del Canadá, Australia o los EE. UU., se financian a través de las bolsas de valores más importantes del mundo. Que eso implica que deben cumplir con muchos requisitos, como transparencia de sus estados financieros, ausencia de prácticas corruptas y además estricto apego a las normas ambientales que exigen las sociedades más avanzadas del mundo moderno, pues si no lo hacen las sanciones pueden hacer que sus acciones se desplomen.

Pero hay algo que suena más fuerte que el grito de no a la minería formal y técnica. Es el vergonzoso silencio sobre la minería informal. Esa sin ninguna transparencia, sin ningún control. Esa minería que ha devastado y sigue devastando nuestra naturaleza, contaminando todo, cambiando el curso de ríos, realizando sin ninguna técnica ni cuidado ambiental excavaciones y otros procedimientos.

¿Quién responde por ellos? ¿A quién se puede multar, fiscalizar o exigir una reparación del daño ambiental?

Pero más grave aún: ¿quienes están atrás de esa minería? Se sostiene, y no sin elementos de verdad, que atrás de esta minería hay un gigantesco lavado de dólares, incluyendo aquellos que vienen del narcotráfico.

¿Cuándo han oído ustedes, estimados lectores, que Pachakutik o sus líderes han exigido perseguir y desmantelar la operación de la minería ilegal? No es en vano que muchas personas sostienen que esos líderes están atrás de la minería ilegal, la defienden y la protegen. Sabrán quienes esto han denunciado por qué lo han dicho.

De otra parte, esto guarda también coherencia con la irracional destrucción de Quito, y de muchas otras localidades, con los actos de terror y barbarie de octubre 2019 y de junio 2022, cuando la Conaie lideró el terrorismo y la sedición. ¿Para qué? Para que los mafiosos contrabandistas sigan lucrando de los recursos de los ecuatorianos y las clases altas sigan con combustible subsidiado.

Y estos son los que con 5 % de la votación, geográficamente limitada a una zona del país, secuestrarán al Ecuador para mantenerlo en el pasado, en la pobreza y en el estancamiento perpetuo.



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