Superficialidad

Feb 19, 2025

Por Jorge A. Gallardo

A propósito del pasaje bíblico donde Jesús le pide a su discípulo Simón llevar “la barca más adentro y echen sus redes para pescar”, el sacerdote en la homilía dominical reflexionaba en el sentido de que tanto Simón como sus colegas apóstoles Santiago y Juan, además de muchos otros presentes, en todos los casos expertos pescadores, deben haberse reído del pedido de Jesús, pues tan solo momentos antes, durante toda la noche, habían trabajado en ese objetivo y los resultados fueron pésimos. “No hemos pescado nada”, dijo Simón. Inclusive, el sacerdote suponía que Simón y compañía interiormente deben haberse burlado de él y se habrían preguntado: ¿cómo este carpintero pretende saber más que nosotros que somos pescadores de toda la vida?

Lo cierto es que, al final, atendiendo el pedido del Maestro, dejaron la orilla, se adentraron en el mar, echaron las redes y la pesca fue abundante, tanta que “las redes se rompían”, y no sólo fue una, fueron dos las barcas llenas “que casi se hundían”. La conclusión sacerdotal fue que los pescadores decidieron no quedarse en la orilla ni tampoco en su convicción de no equivocarse, sino que confiaron en la palabra del Señor, obteniendo los resultados ya conocidos.

El ser humano, en general, nos recordaba la prédica, sobre todo hoy, se siente muy cómodo en la orilla, con la superficialidad. Se resiste a aceptar que tiene obligaciones y no solo derechos. Adopta como estilo de vida lo que las redes sociales imponen y, por tanto, todo aquello que se vuelve “viral”, en la gran mayoría se convierte en verdad a ciegas. Mayorías legislativas y de organismos creados para contribuir al mejoramiento social no se despeinan siquiera para aceptar como válidas novelerías en favor del aborto, uniones maritales de personas del mismo sexo, cambios de sexo de niños por decisión propia, etcétera. Votantes influenciados por visitas de segundos, insultos, bailes, abrazos y besos falsos.

Cuánta falta, sin duda, está siendo la necesidad de adentrarse más en el conocimiento de lo que realmente sucede alrededor de colectividades, a fin de adoptar decisiones convenientes. También, abandonar la orilla y la superficialidad de lo cómodo, cambiándolo por el análisis consciente y el discernimiento adecuado. Escuchar y atender positivamente las sugerencias y reflexiones de los que saben y que, fundamentalmente, están interesados en lograr mejores condiciones de vida. Finalmente, cuánta falta, sin duda, está siendo la necesidad de ser más espirituales, reforzar la Fe y no perder la esperanza. De esa forma, claro que sí, es posible asegurar pesca abundante para todos.



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