La Fiscalía brasileña imputó al expresidente Jair Bolsonaro y a 33 de sus colaboradores por un intento de golpe de Estado en 2022 para impedir la posesión de Luiz Inácio Lula da Silva. De ser hallado culpable, el ultraderechista podría enfrentar hasta 40 años de prisión.

Según la Procuraduría General de la República (PGR), la conspiración contemplaba incluso la posibilidad de asesinar a Lula, su vicepresidente Geraldo Alckmin y a un juez de la Corte Suprema. “Las investigaciones revelaron la operación de ejecución de un golpe”, indicó el organismo.

La acusación señala a Bolsonaro, de 69 años, como líder de una organización criminal armada, junto a su entonces candidato a vicepresidente, Walter Braga Netto. También fueron imputados el exdirector de inteligencia Alexandre Ramagem, el excomandante de la Marina Almir Santos y el exministro de Justicia Anderson Torres.

Intento fallido y asalto en Brasilia

La Fiscalía sostiene que el golpe no se consumó por falta de apoyo del alto mando militar. Sin embargo, los acusados intentaron un último golpe el 8 de enero de 2023, cuando miles de simpatizantes bolsonaristas atacaron el Congreso, la Corte Suprema y el Palacio de Planalto en Brasilia.

Bolsonaro ha negado las acusaciones y se ha declarado víctima de persecución política. “El intento de golpe se convirtió en una acusación vacía”, dijo su hijo, el senador Flavio Bolsonaro.

El caso ahora está en manos de la Corte Suprema, que decidirá si juzga al exmandatario. Mientras tanto, Bolsonaro sigue inhabilitado para las elecciones de 2026, pero confía en revertir la decisión con apoyo de su “amigo” Donald Trump.

Además de este proceso, el expresidente es investigado por obtener un certificado de vacunación falso y desviar lujosos obsequios recibidos durante su gobierno.

La tensión política en Brasil sigue en aumento, y el destino de Bolsonaro podría marcar un precedente histórico en el país.