Durante una entrevista en el programa “Vera A Su Manera”, Vicente Almeyda, exasambleísta y experto en control electoral, abordó la importancia de este mecanismo para garantizar la transparencia en los comicios y evitar cuestionamientos posteriores a los resultados.
Almeyda señaló que es común que, tras una elección, quienes pierden cuestionen el proceso y exijan mayor control electoral, mientras que quienes resultan vencedores evitan revisar posibles errores. “Los que ganaron no quieren saber nada porque ya ganaron, y los que perdieron piensan que con control electoral van a recuperar los votos”, expresó.
El exasambleísta explicó que un verdadero control electoral implica la supervisión desde la instalación de las juntas receptoras del voto, verificando que las papeletas coincidan con el padrón electoral, que los miembros de mesa estén correctamente acreditados y que el proceso de votación y conteo se desarrolle con normalidad. “Nuestro delegado por mesa está a las 6 de la mañana allí, y eso es lo que nos diferencia”, enfatizó.
Destacó que una supervisión efectiva también requiere de delegados capacitados y comprometidos, ya que la toma de fotografías del acta y la vigilancia del escrutinio son esenciales para evitar inconsistencias. “No basta con tener miles de voluntarios inscritos en internet. Se necesita un equipo disciplinado y bien entrenado”, aclaró.
En la entrevista, el exasambleísta relató su experiencia en el control electoral, destacando que ha trabajado en 20 procesos de este tipo desde 2003. “Esto no se arma en un mes. Un control electoral bien hecho toma al menos cuatro meses de preparación, desde la selección de personas hasta la capacitación adecuada”, explicó. Añadió que la rigurosidad en la selección de los delegados es clave, ya que deben ser confiables, estar dispuestos a llegar a las mesas a las 6:30 de la mañana y contar con conocimientos básicos de lectura y matemáticas.
Finalmente, Almeida subrayó que el control electoral no solo beneficia a los candidatos, sino que fortalece la democracia al garantizar que los resultados reflejen fielmente la voluntad de los votantes. “Si el gobierno hubiera tenido un control efectivo en todas las mesas, podría haber demostrado con claridad cualquier irregularidad”, concluyó.
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