EE.UU. le está poniendo el cascabel al gato en la guerra contra las drogas, especialmente en el fentanilo, procedente de México. Le ha puesto entre las cuerdas al Gobierno de ese país, al darle un plazo de 30 días para presentar resultados verdaderos sobre la lucha contra los carteles y el control de la migración en sus fronteras. Si el país de Claudia Sheinbaum no cumple, EE.UU. le impondría un arancel del 25 % para sus exportaciones con esa nación.
Además, ha desplazado navíos y guardia costera al Golfo de México y ha desplegado sus aviones espías incrementando sus misiones de obtención de información sobre territorio mexicano, especialmente en Sonora y Baja California, para presionar al Gobierno mexicano, a quien acusa de tener un pacto de no agresión con los carteles de droga, especialmente por la política del expresidente Manuel López Obrador. A él lo acusan por su permisividad: abrazos y no balazos, y a Sheinbaum de seguir con esa misma línea; además de la fabricación y tráfico del fentanilo desde México, una droga sintética que está causando una catástrofe de salud pública sin precedentes en las ciudades de Estados Unidos, con 70 mil muertes al año, que se evidencian en sus calles y zonas suburbanas con muertos vivientes (zombies).
Ante este panorama, el Gobierno mexicano del Partido Morena ha tenido que desplegar 10 mil soldados de la Guardia Nacional para el control de las fronteras e incrementar las acciones contra el narcotráfico y la migración ilegal. Pero, al parecer, será insuficiente por la penetración de ellos en la política de los gobiernos estatales y en el mismo Gobierno federal, porque los líderes de los carteles son reconocidos en ceremonias conmemorativas por autoridades. Este panorama es complejo para México, pues esos carteles tienen una inmensa influencia en la política, que está dominada por un partido de izquierda progresista como Morena.
Un escenario muy parecido puede ocurrir en Ecuador, con otros nombres y actores, pero con la influencia de los carteles mexicanos que se disputan el control de nuestro territorio y están apoyados con grupos criminales locales afines. Ellos siguen generando altos índices de muertes y violencia- solo como ejemplo, en enero de este año se registraron 7.000 homicidios intencionales-, para obtener sus objetivos criminales a costa de la paz y la armonía de los ecuatorianos.
La amenaza para Ecuador está más cerca de lo que creemos. El crimen organizado quiere tomarse el país infiltrándose en los partidos políticos, poniendo autoridades locales, municipales y quizá nacionales, al igual que asambleístas, tal como ocurre en México. Así consolidarían su objetivo estratégico de convertirnos en un narco Estado bajo su control y para encubrir sus actividades en total complicidad de las autoridades.
El Gobierno de EE.UU. declaró a los carteles mexicanos como grupos terroristas, al igual que el actual Gobierno de Ecuador, que fue un acierto para luchar contra el narco terrorismo, mientras la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, no quiere o no puede definir si los carteles y mafias constituyen una amenaza a la seguridad. El problema es que sin definir una política clara para su control y eliminación. ¿En qué lado del tablero geopolítico nos vamos a situar como país? Si no somos claros en las políticas de lucha contra el crimen organizado, las consecuencias negativas pueden ser imprevisibles para la economía y al desarrollo nacional.
Es complejo reducir de la noche a la mañana el porcentaje de muertes violentas, a menos que te pongas de acuerdo o pactes con las mafias que operan en el país, a cambio permitirles que realicen sus actividades con mínimos controles del Estado. Eso es contraproducente, por un lado reducen un factor de inseguridad (muertes violentas), pero las mafias se fortalecen y cada vez son más influyentes en las políticas del Gobierno, ¿ese será el camino o la estrategia? Si, los revolucionarios, como los de México, hablan de abrazos y no balazos, la política se debilita, corrompe a un Estado y fortalece a los grupos criminales.
Espero que los ecuatorianos seamos sensatos y no caigamos en una trampa mortal, no se trata de elegir a personas y nombres que se enfrentan en la segunda vuelta electoral, como el presidente Daniel Noboa, de ADN, y Luisa Gonzáles, de la RC, que representan a sistemas políticos distintos y contrapuestos, lo que está en juego es el sistema político, económico y social de Ecuador, que podría cambiar para el bien o para el mal. Esto está en manos de los ecuatorianos.
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