Terminó la primera vuelta electoral con un empate técnico entre los dos candidatos presidenciales. Daniel Noboa y Luisa González bordean el 44%, cada uno, y también existe un empate técnico por el tercer y cuarto lugar. Los votos nulos son algo más del 6% y Leonidas Iza, de Pachakutik, está cercano a esta cifra del 6%.
Automáticamente nuestra mente relaciona la tendencia y suma a los que se ubicaron en los primeros lugares. Lo fácil seria decir que Iza es más cercano al correismo que al continuismo de Noboa. Es decir, el 44% de González, más el 6% de Iza, le pondrían como ganadora en la segunda vuelta. Pero nuestra historia reciente dice lo contrario.
Basta mirar lo sucedido en 2021 con un panorama similar. En la primera vuelta, la Revolución Ciudadana, con su candidato Andrés Arauz, obtuvo un 33% y el candidato de Pachakutik, Yaku Pérez, consiguió un 20%. Si se hubiera endosado estos votos del movimiento indígena al correísmo, el resultado era del 53% en la segunda vuelta, pero no fue así. Andrés Arauz en el balotaje obtuvo un 48%. Y eso que no contabilizó los votos de los otros candidatos de esa tendencia como fueron Ximena Peña y Gustavo Larrea, que entre los dos sumaron 2%. En conclusión, los fríos números dicen que solo la mitad de los votos de Pachakutik fueron endosados al correismo.
Para 2023 pasó a la inversa, el correísmo en la primera vuelta y con la misma Luisa González obtuvo el 34% y no se necesitó que se sumen los votos de Pachakutick, pues no había participado en las elecciones. Pero, en la segunda vuelta, el correísmo llegó nuevamente al 48%, sin alianzas y sin recibir votos endosados. Es decir, recibió votos de partidos alejados de su tendencia.
En estos dos meses de campaña para la segunda vuelta, la misión de los finalistas será el captar la mayor cantidad de votos de los nulos, blancos y de los 14 candidatos que entre todos no llegaron ni al 12%. ¿Cómo hacerlo? Esa es la misión para sus asesores, tomando en cuenta que casi el 50% de los electores no llegan a los 40 años, es decir, son de la Generación Y o Millennials y los de la Generación Z o Centennials. Allá debe enfocarse el discurso, las promesas y, principalmente, las ofertas a cumplir.
Ni confiarse del endoso de votos, ni tampoco del triunfalismo, porque, a su manera, los dos son los grandes ganadores. La otra semana hablaremos de los grandes perdedores, que son muchísimos, empezando por el mismo Leonidas Iza y su cuarto lugar.
0 comentarios